《Señor de la fortaleza [Spanish]》Nuevo hogar 2

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Vina cepillaba el cabello de Moli, las dos lucían claramente alegres, hoy saldrían al mercado a comprar víveres. casi no tenían oportunidades de salir, por su condición de nomiad y las posibles repercusiones que podría causar si las descubrieran.

Pero el día de hoy tenían que salir sin importar que, ya no había más comida en la alacena y tenían que comprar más.

—Listo Moli.

—Gracias.

Moli sonrió alegremente y Vina le devolvió la sonrisa, tomo su cesta y se preparó para salir.

—Bien Moli, estamos listas.

—Vina tu sombrero.

Vina toco su cabeza y noto que no había nada ahí.

—Ah, es verdad.

Ella se dirigió a la mesa y tomo un sombrero de paja que se encontraba ahí, obviamente el sombrero no era usado por ella por gusto. Anteriormente las veces que acompaño su padre al pueblo, había tenido que pulir su cuerno único con las herramientas que disponía en casa, esto era doloroso, pero era la única manera que podía caminar segura entre humanos. Lamentablemente ella ya no tenía nada de eso ahora, así que tendría que ocultarlo con ese sombrero.

Afortunadamente su hermana era muy joven y su cuerno era lo suficientemente pequeño para ser cubierto por su cabello.

—¿Como estabas olvidando algo tan importante?

—Lo siento.

Los papeles de hermana mayor y menor se invirtieron, Moli mostrando una cara de reproche y Vina sonriendo tontamente. Moli bajo sus hombros dándose por vencida y resoplo débilmente.

—Vamos.

Se tomaron de las manos y salieron por la puerta.

***

Vina se encontraba mirando fijamente al hombre frente a ella, sus ojos mostraban la fuerza de una bestia salvaje y parecieran despedir energía. Su mirada había cambiado después del incidente con sus padres, ahora era capaz de intimidar a una persona débil solo viéndola a los ojos.

El hombre frente a ella era un hombre grande y gordo, llevaba un delantal blanco, tenía los brazos cruzados y su rostro malhumorado alejarían a cualquiera de él. Su mirada también se encontraba fija en Vina intentando intimidarla del mismo modo.

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—3 manzanas por uno de cobre, es lo justo.

—2 Monedas de cobre, ese es el precio por 3 manzanas.

Si, de esto se trataba, Vina y el hombre llevaban cerca de 15 minutos en este juego de tira y afloja, ninguno de los dos cedía y la disputa pareciera que no tendría fin. Vina había vislumbrado el puesto de este hombre después de buscar verdura fresca por todo el mercado, naturalmente ella había explorado todas las tiendas en los alrededores y finalmente se había decidido por esta tienda.

Ella sintió curiosidad al ver que el puesto del hombre tenía muchos buenos productos, pero casi no había personas comprando en su negocio. Pero cuando se acercó a preguntar descubrió la razón, era un robo, los productos eran de excelente calidad, pero el precio era excesivo. El hombre era un muro de piedra, no bajaba los precios por ninguna razón, solo las personas que tuvieran dinero para derrochar comprarían en este negocio.

Cuando Vina se dio cuenta de esto, se molestó, incluso se podría decir que lo tomo como algo personal y todo termino de esta forma.

—5 monedas de cobre por 3 manzanas, 10 zanahorias, 10 papas y una bolsa de grano.

El hombre asevero su mirada, y Vina respondió del mismo modo, pasaron unos segundos y finalmente el hombre titubeó.

El hombre comenzó a reír mientras sostenía su abultada barriga, con esto la tensión en el aire se desvaneció, Vina no pudo hacer otra cosa que mostrar un rostro de indignación mientras pensaba que se burlaba de ella.

—Ya hacía tiempo que no me encontraba a una joven con tal carácter, ¿cómo te llamas jovencita?

El hombre que había terminado de reír mostraba una expresión amistosa en su rostro, muy diferente a su aspecto anterior.

—Mi nombre es Vina.

Vina aún no se mostraba conforme con el cambio de actitud del hombre, pero respondió de mala gana.

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—Bueno Vina, mi nombre es Trebor, es un gusto conocerte, pero yendo al tema que te interesa, es un trato, 5 monedas de cobre por todo.

Los ojos de Vina se iluminaron y sonrió alegremente.

—¿De verdad?, muchas gracias.

—No hay de que, a esto me dedico, siempre me alegra encontrar a clientes que pueden apreciar la calidad de los productos y no solo buscan lo más barato que puedan encontrar. Puedes venir cuando quieras, siempre podrás encontrar los mejores productos a un buen precio en mi tienda.

Vina pago los 5 de cobre y lleno su cesta con los productos.

—Gracias por todo, Moli nos vamos.

Vina dio la media vuelta y se quedó paralizada.

—Ah sí, la pequeña que venía contigo se marchó ya hace un tiempo, se fue por esa calle.

—¡¿Por qué no lo dijo antes?!

—Y perderme la diversión.

Vina le dio la espalda al hombre y corrió en la dirección que le habían señalado, mientras se alejaba no paro de escuchar la risa de aquel hombre.

Vina corría con todas sus fuerzas mientras sostenía su sombrero, la cesta en su brazo la ralentizaba y le molestaba enormemente, considero varias veces soltarla mientras se esforzaba por no tropezar y caer. Ella miraba en todas direcciones mientras esquivaba a las numerosas personas en el mercado.

—¡Moliii!

Ella gritaba el nombre de su hermana con todas sus fuerzas y seguía buscando sin detenerse, no lograba encontrar a su hermana por ningún lado. Vina ya había avanzado varias calles de donde había comenzado su búsqueda y su imaginación empezaba a traicionarla, haciéndola pensar los peores escenarios posibles.

—¡Moliii!

Ella grito una vez más, su grito alejaba sus temores y le permitía concentrarse, debo encontrar a Moli, era lo que se repetía sin cesar. Antes de que pudiera gritar de nuevo, advirtió una multitud de personas que hablaban entre sí, ella se acercó rápidamente mientras apretaba sus manos. Estando lo suficientemente cerca logro escuchar lo que las personas discutían.

—Parece que golpearon a esa niña.

—Esos cinco malnacidos, una cosa es golpear a un sucio nomiad, ¿pero una niña?

—¿Qué hacía esa niña protegiendo a uno de esos esclavos?

El corazón de Vina latía a toda velocidad, el terror invadía su cuerpo y comenzó a jadear, sus piernas se detuvieron, ella no quería acercarse más. El temor que sentía le hacían querer alejarse de este lugar lo más rápido posible, pero ella no lo haría, no podía escapar.

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