《Naranja y Mora》06.- Cita

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

838.

Una cita. Eso convertía aquella relación en algo oficial frente a todo el mundo. Nunca le había importado demasiado lo que pensasen los demás, pero debía admitir que se sentía un poco insegura, porque no era lo mismo pasearse del brazo de alguien como Adrien, que hacerlo del brazo de Marinette. Aunque era absurdo, porque no se habían estado escondiendo...

Tal vez era el saber que su madre asistiría a aquella fiesta, porque no le había explicado nada y, conociéndola, lo único que podía esperar era su desaprobación. Desaprobación por asistir con alguien de clase baja, porque fuera otra mujer, porque Marinette se tropezaba con cualquier cosa y las habladurías que eso podía despertar.

Era un riesgo que creía que merecía la pena correr, además, cuanto más esperase más le costaría contárselo a su madre. Tenerla rodeada de gente pudiente evitaría que montase un escándalo, aunque nada evitaría que lo hiciese en privado.

El taxi se detuvo frente al elegante edificio. Kagami pagó y bajó primero, tendiéndole la mano a Marinette para que pudiera bajar con facilidad a pesar de los zapatos de tacón que llevaba. La besó enredando los brazos en su cintura sin importarle quién pudiera verlas. Marinette rió contra sus labios.

—Supongo que tenemos que entrar.

—¿Te encuentras bien? —preguntó Marinette tomando su rostro entre las manos.

—Sí —contestó con tono plano—, no pasa nada.

—¿Quieres que me marche?

Kagami tomó su mano con fuerza y la miró a los ojos.

—No, todo está bien.

Marinette apretó su mano, dibujó círculos con el pulgar sobre su dorso y le sonrió. Su familia había aceptado aquella relación como si nada, pero comprendía que en el mundo de Kagami, como en el de Adrien, las cosas eran diferentes. Ya había pasado por eso, estaba preparada para volver a hacerlo.

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—Mi madre...

—Está bien, seguro que no es ni la mitad de terrible que un akuma.

—¿Un akuma? Si a ti nunca te han akumatizado.

Sonrió nerviosa, se le había escapado.

—Ya bueno, pero sí a gente cercana —balbuceó—. Incluso a ti, ¿cómo no iban a parecerme terribles?

La miró con la sospecha brillando en sus ojos, pero no dijo nada al respecto.

—De acuerdo, Marinette, ¿estás preparada?

—No te preocupes, procuraré no tropezarme con nada.

Subieron los escalones de mármol sincronizadas hasta al portero que observó sus manos entrelazadas como si fuera algo espantoso.

—Soy Kagami Tsurugi.

El hombre revisó su lista con un asentimiento les permitió la entrada.

—¡Qué pasada! Poder decir tu nombre y que te dejen pasar sin someterte a un interrogatorio.

—No creas, en realidad es una simple demostración de un poder que nunca he pedido tener. Que te respeten por tu apellido no es que te respeten por quién eres.

—Ya lo sé, pero aún y así me parece increíble.

—Marinette algún día serás una gran diseñadora y las puertas se te abrirán por quién eres. Ese es el tipo de poder que debes conservar, un nombre sólo son letras.

—¡Guau! —exclamó tirando ligeramente de ella para acercarla—. ¿Eso que acabo de oír ha sido un piropo sobre mi trabajo?

—Mari, concéntrate. Mi madre estará al fondo y no podemos evitarla.

—Pues vamos a saludarla, para eso estamos aquí ¿no?

—Estamos aquí para divertirnos, pero sí, deberíamos saludarla.

Marinette caminó a su lado sin soltarla de la mano, poniendo atención a sus pasos para evitar tropezar y caer, no debería de haberse puesto unos tacones tan altos, no estaba acostumbrada.

—Madre.

—Kagami, ¿de quién son los pasos que te acompañan? —preguntó Tomoe echándose ligeramente hacia adelante.

—Los de mi pareja —replicó alzando la barbilla. Aunque su madre no podía ver aquel gesto orgulloso.

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—¿No vas a presentarnos?

Marinette la miró de reojo sin saber si debía hablar o seguir callada. Suponía que necesita unos segundos más para decidir si decir su nombre era o no una buena idea.

—Es Marinette.

—¿Aquella amiga tuya y de Adrien?

—Ahora es mi novia, madre.

El rostro de Tomoe Tsurugi enrojeció al oírla, Marinette temió que se pusiese a chillar o que la akumatizasen, sin embargo, no ocurrieron ninguna de las dos cosas.

—Novia —repitió la mujer como si fuese incapaz de comprender el significado de aquella palabra.

—Me alegro de verla, señora Tsurugi.

—Sentaos —ordenó.

Kagami se sentó junto a su madre y la invitó a sentarse a su lado, cuando Marinette se hubo acomodado volvió a tomar su mano con fuerza.

—Espero que sepas comportarte —bufó severa—. Este es un evento de clase alta, no un brunch en el hotel de los Bourgeois.

—No tiene que preocuparse por mí, señora Tsurugi, no haré nada que la avergüence.

Por la mueca que hizo, Marinette, supuso que su presencia allí ya la estaba avergonzando, era idéntica a la mueca de Gabriel Agreste cada vez que Adrien la llevaba a un evento.

—Madre, Marinette y yo nos queremos, si no apruebas esto nos iremos por donde hemos venido y no sufrirás más vergüenza.

—Lo que me avergüenza, es que me lo hayas ocultado.

¡Hola! Penúltimo drabble. Mañana ya se acaba y me da pena, pero nada dura eternamente. No sé si Tomoe aceptaría esa relación sin más, Japón es un país muy homófobo, así que es más probable que tratase de separarlas o que desheredase a Kagami, por suerte esto es ficción y he optado por una aceptación.

Mañana el último.

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