《Naranja y Mora》02.- Adrien

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

909.

Kagami abrió la puerta de su apartamento para dejar entrar a Marinette, su novia, o amiga o lo que fuera. Puede que dudase un poco sobre cómo debía etiquetar esa relación, porque no se habían definido hacia un lado u otro; pero no te comes a besos a tu amiga, ¿verdad? ¿O sí? De acuerdo, ella tenía casi experiencia nula en lo que a amistades se refería, sin embargo, estaba bastante segura de que las amigas no compartían ese tipo de besos.

Marinette se puso de puntillas y alcanzó sus labios con la seguridad que Kagami parecía haber perdido.

—¿Llego tarde?

—No, hoy no.

—Bueno, ¿dónde están esas cajas que hay que vaciar?

La nipona hizo un gesto con la mano apuntando la pared del fondo del salón en la que las cajas se apilaban en un orden sorprendente. Marinette rió tapándose los labios con la mano, aquella chica era metódica y ordenada hasta para mudarse.

—¿Qué?

—Nada, es que eres tan organizada que me ha sorprendido.

—Instalarse en un sitio nuevo no es excusa para abandonarse al caos.

—Puede —siseó Marinette pensando en su desorganizado taller—, pero en una mudanza la gente espera ver desorden.

—No en mi casa.

La diseñadora alzó las manos a modo de rendición sabiendo que aquella conversación no llevaba a ningún lado.

—¡He traído cosas para comer! —anunció balanceando con delicadeza la bolsa de tela roja que cargaba—. Aunque no es gran cosa.

—Sabes que esto es una casa y que hay comida, ¿verdad?

Marinette no se dejó amedrentar, alzó la bolsa y le sonrió.

—Pero esta la he preparado yo, así que es mejor que lo que hayas comprado en el supermercado.

A Kagami no se le ocurrió argumento en contra de aquella afirmación. Irguió la cabeza con orgullo y tomó la bolsa roja para poder curiosear. Había una tartera con quiché, patatas al horno, bollería y unos pastelillos de crema con frambuesas por encima.

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—Admito que tiene mejor aspecto que lo que hay en mi congelador.

—Te chuparás los dedos, ya lo verás —declaró Marinette pasando por su lado para ir hasta las cajas—. Cuando lo pruebes querrás repetir.

—¿Se lo preparabas a Adrien?

Marinette se quedó inmóvil a medio agacharse como si alguien le hubiera dado al botón de pausa de su mando a distancia.

—Lo hacías —murmuró Kagami exhalando un suspiro.

—No, a Adrien le preparaba otro tipo de cosas. Me gusta cocinar, no creo que sea algo malo hacerlo.

—Yo no soy Adrien.

Esta vez fue el turno de Marinette para soltar un suspiro largo y pesado.

—¿Crees que no lo sé?

—Entonces porque me preparas comida.

—Porque quiero, porque me gusta hacerlo. No necesito un motivo para preparar comida.

»Creía que lo de Adrien ya no era un problema que habíamos avanzado, pero a lo mejor estaba equivocada.

—Marinette, lo siento. Gracias.

—No —replicó—. Creo que necesitamos hablar, las dos, dejar en claro esto, porque si el fantasma de Adrien va a seguir rondándonos a lo mejor esto no es una buena idea.

Kagami se mostró sorprendida al entender que Marinette tenía mucho más claro que ella el tipo de relación que mantenían.

—Esto. ¿El qué? —se atrevió a preguntar aun a riesgo de parecer una estúpida sin cerebro.

—Esta relación. Yo he pasado página, me costó mucho, pasé un montón de noches llorando como una idiota y no voy a volver a ese punto —declaró Marinette olvidando las cajas para mirarla directa a los ojos—. Yo lo tengo claro, creía que tú también, pero si tienes dudas este es el momento correcto para decírmelo, porque no quiero que vuelvan a romperme el corazón así. Y no pasa nada, lo entenderé.

»Siempre me hago ilusiones demasiado rápido, ya lo sé. Así que no pasa nada, puedes decírmelo y seguiremos siendo amigas.

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—Adrien —susurró Kagami un poco descolocada por lo adulta y coherente que había sonado aquella joven torpe que siempre tropezaba con algo, incluso con sus palabras—. No es un problema para mí, ya no siento nada por él.

—Pero estás enfadada conmigo, o dolida o lo que sea y lo entiendo. Lo hice fatal y no tengo...

—No, Marinette, era él quien tenía una novia a la que traicionó, de eso no tienes la culpa.

—¿Entonces cuál el problema?

La esgrimista dejó con cuidado la bolsa con comida sobre la mesa y fue hasta a ella.

—Adrien siempre va a estar en medio, de un modo u otro —siseó algo más segura—, porque seguís siendo amigos.

—Ya no nos vemos casi.

Kagami se mostró sorprendida, ella había cortado todo contacto con Adrien, pero creía que seguían igual.

—Se apartó de mí, me dijo que no podía seguir a mi lado —explicó alzando la barbilla con orgullo—. Me dijo que me amaba, que era la mujer de su vida y, al día siguiente, me plantó porque mirábamos en direcciones diferentes.

»Supongo que hice algo mal, pero ya no me importa, ¿sabes? Adrien es importante para mí, pero mi vida no empieza y acaba en él. Así que si te supone algún problema...

—Ninguno. Menudo idiota, plantar a alguien como tú.

—Ya... Así que si voy contra un muro dímelo, porque no quiero estrellarme otra vez.

—Bueno, tal vez te encuentres contra un muro, pero no para estrellarte.

Marinette soltó una risita nerviosa, no sabía si eso había sido una torpe insinuación sexual o una amenaza, pero esperaba descubrirlo pronto.

¡Hola! Segundo día, segundo drabble. No odiéis mucho a Adrien por plantarlas, alguien tiene que ser "el villano" en la historia y esta vez le ha tocado a él.

Mañana más.

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