《Amor prohibido 「KristSingto- BL」》Capítulo 7: Tiempo.

Advertisement

Me fui de vacaciones con Maya y mi hijo, nos fuimos a una playa y rentamos un departamento, pasamos unos días interesantes, esos días, esas horas, esos minutos... No puedo decir que fueron increíbles y que los haya amado, pero me gustaron.

Quiero mucho a Maya, de verdad la quiero mucho, es la madre de mi hijo y la primera mujer que vi más allá del sexo por placer.

Pero desde que conocí a Krist nada volverá a ser igual.

Cuando volví de la playa me encontré con la noticia de que Krist se había ido a Nueva York, había regresado por mi culpa, había tenido que dejar su país e irse al extranjero.

La noche en que le dije la verdad fue la última vez que lo vi.

Esa noche en que compartimos una deliciosa cena, una hermosa platica... Lágrimas y reproches, verdades, sentimientos, besos... Fue la última vez en que lo vi, cuando estábamos en su puerta y sus ojos me dijeron lo mucho que me amaba, lo mucho que le dolía la situación en la que estábamos...

Krist es un hombre increíble, impresionante, un ser humano tan valioso que nadie lo merece, mucho menos yo.

En las vacaciones se podría decir que me reconcilie con mi esposa, le conté la verdad, que había hablado con Krist y él me había dejado, Maya aun sabiendo eso me abrazo.

―No sé qué decirte.

―El que debe decir algo soy yo. ― Respondí. ― Maya, lamento tanto todo esto... El dolor que te he causado, a ti, a él... Soy un maldito, lo siento mucho.

―Todos cometemos errores amor y yo estoy dispuesta a olvidar todo, pero por favor, hazlo tú también, olvídalo, olvida eso que viviste con él y vuelve a tu familia, por favor... Te lo ruego.

Las lágrimas de Maya salieron sin detenerse y la abrace, su cuerpo temblaba y su llanto era fuerte, lloró por largo rato, aferrándose a mi cuerpo, suspirando y diciéndome lo mucho que me amaba... Estuvimos muchos minutos abrazados, llorando, disculpándonos y diciendo palabras de aliento y amor. Ese momento mi esposa me dio todo su consuelo, todo su amor... Me mostro lo mucho que me amaba y de lo mucho que era capaz.

Ella perdonaría mi infidelidad.

Perdonaría todo mi engaño.

Y yo tenía que olvidar lo sucedido también.

Ver sus ojos tan sinceros y llorosos me partió el corazón, tome su barbilla y le di un casto beso, bese su nariz y junte nuestras frentes.

Advertisement

―Maya... No podré olvidarlo tan fácilmente, perdóname, por favor...

―Solo... Solo inténtalo, Singto...

―Sería doloroso para los dos y...― Suspire. ― Lo haré por ustedes. ― Accedí. ― Por nuestra familia, pero, seamos pacientes Maya, te lo pido.

―Si no funciona, prometo darte el divorcio, pero intentémoslo una vez más.

―Así será.

Después de esa platica convivimos con normalidad, como si no hubiese pasado nada, claro que no nos besamos y mucho menos hacíamos el amor, pero si compartíamos la cama y con nuestro hijo en medio de nosotros.

Cuando volvimos a Tailandia y me encontré con la noticia de Krist no pude evitar sentirme decaído, la idea de no volver a verlo me mataba, pero mi sufrimiento era en silencio, no podía darle más sufrimiento a Maya.

Los días pasaron, los meses pasaron. Mi relación con Maya era casi como antes, por mucho tiempo no la toque y ella fue muy paciente, no me exigía nada, ni un beso en la mejilla, ni dormir juntos, ni pasar el día juntos.

Dejo que yo solo me fuera adaptando nuevamente, poco a poco, a mi ritmo y nuestro hijo permitió que todo fuera un poco más fácil, nos acercábamos por él y pasábamos buenos ratos.

Maya también es una mujer increíble, maravillosa.

Jamás creí que alguien fuera a perdonar tal engaño y a ser tan paciente, si me hubiera gritado, insultado y agarrado a golpes hubiese sido lo más normal. Pero no fue así, ella me perdono todo, estoy seguro, sus ojos son tan claros que enseguida se puede saber su estado de ánimo, todo.

Mi preciosa Maya...

Por cosas del destino tuve que ir a Nueva York, tenía un pequeño asunto de trabajo y no pude evitar no ir a verlo, investigue donde estaba su oficina y di con él, sin problemas llegue y cuando nos encontramos, después de meses sentí como volvía a tener vida.

―Singto... Cuanto tiempo.

―Bastante... ¿Cómo te ha ido? ― Nos dimos la mano.

Ese pequeño rose nos estremeció, nos dimos cuenta y enseguida nos soltamos, él se puso nervioso y yo desvié mi mirada, me invito un café y pasamos a su pequeña sala, platicamos como dos viejos amigos, yo no podía dejar de verlo, mis ojos se sentían como imán y estaba tan embelesado que en algún momento perdí el hilo de la charla, él al darse cuenta se apeno.

―Deja de verme así. ― Susurro.

―No puedo, Krist, no puedo...― Suspiré. ― Te amo...

Advertisement

―Por favor Singto, deja de hacerme esto, tienes familia...

―Lo sé, pero, mis sentimientos no se pueden evitar, cariño, perdóname por hacerte daño, perdóname por amarte como un loco.

―¿Aun no me has olvidado?

―Jamás lo haré.

―Me hubiese gustado que esto fuera diferente, que nos hubiésemos conocido en otras circunstancias, pero... Nada se puede hacer ahora. ― Hizo una pequeña sonrisa. ― Los sentimientos no se pueden evitar, los míos tampoco. ― Confeso. ― Sigo amándote como estúpido.

―Krist, por favor...

―Me iré a España en unos días. ― Me interrumpió. ― Tengo buenas ofertas allá y las acepte, me quedare por largo tiempo.

―Te irás... ¿Por qué no regresar a Tailandia?

―Porque no puedo Singto, jamás podre... Al menos no en algunos años.

―Señor Perawat, tenemos que irnos.

Interrumpió el mismo chico del primer día en que nos conocimos, él asintió y se levantó, yo seguido de él, suspiro y me dio la mano, la estreche y sin darnos cuenta, nos dimos un abrazo, un abrazo lleno de sentimientos encontrados, duro tan poco...

―Debo irme, que seas muy feliz Singto.

―Por favor...

―Y no me busques más, no me sigas lastimando...― Dijo en voz baja. ― Hasta siempre.

―No, Krist...

―No sigas. ― Me detuvo. ― Por favor. ― Sus ojos se pusieron acuosos.

―Te deseo toda la felicidad, toda la que no pude darte. ― Le dije con dolor.

―Te deseo lo mismo.

Tras una pequeña sonrisa se fue y me quede en su oficina, evitando llorar. Al salir de su estudio me fui a mi hotel y me encerré en la habitación, lloré, lloré sin parar, me desahogue sin detenerme, hasta que me quede dormido.

-

De esa última vez que lo vi en Nueva York hace ya ocho años. Ocho años sin verlo en persona más que en fotos y a través de una pantalla. Pero son diez años desde que nuestra relación termino aquella noche que le confesé mi crimen.

Mi relación con Maya se volvió una costumbre con el tiempo y al darnos cuenta decidimos divorciarnos. No hay amor, solo hay afecto y una buena relación de padres con su hijo. Es lo más sano para él y para nosotros también. Maya es una buena madre que se da el tiempo para su hijo y cuando tiene trabajo en sus pasarelas nuestro pequeño se queda conmigo. Ambos damos todo de nosotros por él y hasta ahora lo hemos hecho bien, nuestro hijo es un niño sano y feliz.

El dolor de perder a Krist, el dolor de no estrecharlo nunca me dejo, ni me dejará. Krist siempre estará en mis pensamientos y en mi corazón y por más cruel que suene jamás lo podre olvidar.

Los amores prohibidos son los que nos matan en vida.

Voy saliendo de una prueba de vestuario para una nueva serie, me puse una sudadera negra con capucha y lentes para salir un momento por un café, estar encerrado probándome y probándome ropa me asfixia. Por fortuna a pocas cuadras encuentro una cafetería y entro enseguida, pido algo y enseguida reviso si traigo dinero lo cual suspiro aliviado al confirmar que si hay efectivo. Pago y me siento un momento a esperar mi bebida. Veo mi celular un momento y suspiro al extrañar aquellos momentos donde me la pasaba jugando.

El joven que me atiende grita el nombre que le dije y me levanto enseguida por el café, por estar tonteando con mi celular choco con una persona a la cual le pido disculpas enseguida siendo respetuoso, pero tratando de que no me vea bien y pueda reconocerme. Llego a la barra y tomo mi café, doy las gracias y empiezo a dar mis pasos cuando una voz conocida me detiene.

―¿Singto?

Escucho esa voz que no he escuchado en años. Me giro enseguida con el corazón en la boca y veo a una persona para frente a mí, usando una chaqueta de colores claros, un pantalón blanco y lentes negros. Una piel lechosa y suave con una sonrisa aniñada que parece de ángel.

―Krist. ― Digo en un susurro al verlo frente a mí.

Siento como mi vista se vuelve borrosa de repente y como si mi voluntad me dejara, camino hacia él y sin pensar lo abrazo. Lo abrazo con mucha fuerza y me abarca la felicidad cuando él me abraza con la misma intensidad.

―Te extrañe tanto...― Lo escucho susurrarme al oído. ― Deseaba tanto encontrarte en algún momento...

Esas palabras hacen que los engranajes de mi corazón se desempolven para volver a trabajar. Gracias al destino, al cielo o a lo que sea, mi corazón y mi vida entera se desmorona en solo este instante, en solo este abrazo lleno de amor y anhelos que estuvieron ocultos durante años.

    people are reading<Amor prohibido 「KristSingto- BL」>
      Close message
      Advertisement
      To Be Continued...
      You may like
      You can access <East Tale> through any of the following apps you have installed
      5800Coins for Signup,580 Coins daily.
      Update the hottest novels in time! Subscribe to push to read! Accurate recommendation from massive library!
      2 Then Click【Add To Home Screen】
      1Click