《BOSS | LayChan/ChanLay》| 4 |

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Yixing no tuvo blanco, negro ni gris con Chanyeol.

Tres colores no eran nada a lo que le dio, porque ese joven era una paleta de colores.

Dejando las cosas claras esa misma noche y tras llevar a Chanyeol a su departamento en plena madrugada, a pesar de haberle dicho que pasaran la noche juntos, se mantuvieron en constante comunicación. Entonces, la vida de Yixing se fue llenando de lindos mensajes por parte de Chanyeol, ya que éste se levantaba muy temprano por las mañanas para ir a trabajar y siempre le dejaba un bonito buenos días, señor Zhang♡ que le hacía sonreír divertido, pero también levantarse con el mejor de los ánimos, ya que alegraba su corazón.

Los mensajes, llamadas y fotos eran constantes ante la falta de tiempo por parte de ambos, pero sobre todo por Yixing, ya que vivía ocupado. Y, aun así, aunque Yixing tenía su agenda apretada, de repente aparecía Chanyeol por su trabajo y le dejaba un café o un pastelito, incluso un besito en la mejilla a escondidas cuando estaba muy apurado.

― ¿Quién es ese chico que viene últimamente? ―preguntó Do Kyungsoo, uno de los cantantes que había debutado hace poco como solita. Lo miraba con cierta curiosidad y picardía, como si sospechara qué ocurría detrás de las puertas de su oficina―. Es guapo.

Yixing torció los labios, repentinamente celoso, y lo guió hacia la sala de ensayos.

―Camina, camina. Vamos tarde.

―Pero quiero saber ―insistió, porque todo el mundo notaba que el jefe estaba muy feliz últimamente.

―Es Quetim Porta.

―Ah, you are not funny.

Aunque le molestaba que preguntaran por Chanyeol y tuvieran el atrevimiento de llamarlo guapo, no los podía culpar. Que alguien fuera de la empresa comenzara a visitarlo tan de pronto era extraño, lo sabía, sobre todo cuando el sujeto extraño pasaba encerrado en su oficina y a veces lo seguía cuando algo de último minuto surgía. Chanyeol era muy discreto, él entendía que era una figura pública y que ambos se podían meter en un gran escándalo donde su naciente amor y relación se podía ver afectada de alguna manera, así que limitaban sus muestras de cariño a la privacidad de su oficina y hogares, dejándose ver ante otras personas solo como dos amigos.

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Yixing sabía que algún momento alguien los vería en algo más comprometedor, quizás alguna cita o un beso, pero mientras tanto quería disfrutar de aquel dulce amorcito a escondidas del mundo y que tanto Chanyeol como él se fortalecieran como pareja, porque no siempre sería todo tan bonito.

Sobre todo, porque sabía que no siempre podrían estar ocultos.

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Yixing no podía creer que estaba ahí.

Chanyeol siempre le decía que lo fuera a ver al trabajo, que no era nada tan terrible la escuela en donde trabajaba y que los niños con los cuales pasaba el día, eran un amor. Yixing lo evadió varias veces, cambiándole el tema o simplemente diciéndole no, gracias más un besito para no ser tan duro, pero luego de un viaje a China para grabar un programa, lo único que deseaba hacer era estar con Chanyeol y, bueno, ahí estaba, esperándolo adentro de la escuela.

Suspiró mientras esperaba sentado en una banca con dos maletas a su lado. La escuela era pequeña y estaba pintada de suaves colores, había un área especial llena de juegos y una cancha con arcos de básquetbol bajitos. No lo quería admitir, pero ver tantas cosas en miniatura le daba ternura.

Miró la hora en su celular y se permitió relajar en la banca, en medio hora Chanyeol sería libre, a pesar de que se escapó un momento para que lo dejaran entrar y él le prometió ser bueno y esperarlo ahí.

Durante el mes que llevaban viéndose, se había encontrado un par de veces a Chanyeol con su atuendo de trabajo. Jeans oscuros, zapatillas y un delantal verde cuyos bolsillos parecían mágicos, porque siempre estaban llenos de una barbaridad de cosas. Aunque parecía una búsqueda del tesoro dentro de esos pedazos de tela, le daba ternura ver a Chanyeol con delantal, porque siempre estaba lleno de stickers en las solapas blancas. Y lo más bonito de todo, no era solo verlo con esas muestras de cariño sino verlo interactuar con los niños, agachándose hasta ser de la misma altura para escuchar cada cosa que tuviesen que decir y recibir cartas con dibujos extraños.

Yixing se sobresaltó cuando escuchó el timbre y se enderezó para esperar a Chanyeol.

Las puertas de las salas comenzaron a abrirse y los profesores salieron junto a sus pequeños alumnos, los cuales iban formados en dos filas mientras cargaban sus mochilas a la espalda o tirándolas cuando tenían rueditas. Pasó su mirada de profesor en profesor y asistente en asistente hasta que se encontró con Chanyeol, el cual estaba en cuclillas para escuchar lo que un niño decía y su gigante asentía una y otra vez con una gran sonrisa, como si estuviese calmando al niño.

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Esperó pacientemente a que todos se fueran, mirando cómo los padres, madres e incluso abuelas iban por los niños. Los que quedaban, se iba a los juegos mientras tanto. Viendo que Chanyeol ya estaba libre y entraba al salón, Yixing no tardó en ir tras él mientras arrastraba sus maletas por el lugar. Lo espió por la puerta, mirando cómo el gigante ordenaba las sillas y levantaba cada lápiz, sacapuntas o goma que estuviera en el suelo y los metía en sus bolsillos sin fin; no se dio cuenta, pero estaba sonriendo y tímidamente tocó la puerta.

Y Chanyeol, cuando volteó a verlo, le dedicó la sonrisa más hermosa que había visto.

― ¿Qué busca? ―jugueteó el gigante que se veía aún más grande entre las pequeñas mesas y sillas.

―A un hombre guapo ―dijo mientras entraba y cerraba la puerta detrás de él―. ¿Estará disponible?

Chanyeol se metió las manos en los bolsillos de su delantal y se encogió ligeramente de hombros mientras su sonrisa se estiraba hacia un lado.

―Depende de las intenciones del otro hombre.

―Solo buenas intenciones, bebé grande.

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― ¿Y los niños saben resolver eso?

Chanyeol, sentado tras su escritorio, asintió entusiasta.

―Yixing, solamente deben dibujar nueve objetos.

―Pero tienen seis años...

Generalmente, Chanyeol se molestaba con las personas que subestimaban a los niños, ya que estos, a pesar de ser pequeños y recién estar aprendiendo, eran vivarachos y podían resolver muy bien las cosas cuando se les enseñaba con paciencia junto al apoyo de los padres. Sin embargo, no podía enojarse con Yixing al saber que éste tenía un nulo contacto con los niños, incluso le daba cierta ternura verlo tan sorprendido mientras revisaba los cuadernos.

― ¿Te gusta lo que haces? ―escuchó a Yixing susurrar y lo miró, pero sin encontrarse con su mirada, el joven estaba muy atento a los cuadernos que hojeaba con curiosidad.

― ¿Qué sientes cuando un aprendiz demuestra todo lo que le enseñaste?

Yixing alzó la mirada, ladeó ligeramente la cabeza y frunció el ceño mientras pensaba.

―Orgullo, satisfacción... Un sentimiento de "lo hice bien".

―Así mismo se siente ser profesor, sobre todo de niños pequeños, porque le enseñas desde el comienzo. Las vocales, las consonantes, el ruido que tienen y luego cómo se van uniendo para formar palabras. Es muy gratificante ver la evolución y que luego, al año siguiente se te acerquen y digan lo mucho que le enseñaste.

Cuando Chanyeol terminó de hablar, Yixing lo quedó mirando por lo que pareció una eternidad completa hasta que por fin reaccionó, tomando una honda respiración y sintiendo una agradable calidez en el pecho.

―Tu pasión me endulza el corazón...

Y aunque no esperaba ser escuchado, fue descubierto, y Chanyeol lo miró de una manera tan curiosa y bonita que se sintió derretir un poquito, pero se mantuvo firme en todo momento, sobre todo al notar cómo su gigante se iba acercando lentamente hacia él. Entonces, sus bocas se encontraron en un suave, dulce y lento besito que pareció durar una vida entera, con cada segundo valiendo la pena.

―Mhhh, quiero más besos ―murmuró sobre los labios de Chanyeol, porque lo había extrañado tanto como extrañaba su oficina―, pero me da miedo que tu asistente nos descubra...

―Ella está tomándose un rato libre mientras yo le ayudo con algunas cosas, así que...

― ¿Haces sus cosas? ―frunció ligeramente el ceño, ganándose un besito por parte de Chanyeol.

―Soy hijo de una parvularia, sé cuánto hacen y una ayudita no es malo.

Aunque Yixing quería toda la atención de Chanyeol para él, esperó pacientemente a que terminara mientras sentía su cuerpo cálido y el corazón gordito. Chanyeol era dulce, dedicado y tan bueno, tan puro. Chanyeol transmitía una dulzura tan sincera que él no podía hacer nada más que sentirse atraído hacia él, zumbando cerca, jamás queriéndose ir.

Los suaves colores de Chanyeol se le iban contagiando de una manera tan sutil que era cómodo y cálido, haciéndole sentir en casa cada vez que se abrazaban y besaban.

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