《[Spanish] La Llave del Destino》Capítulo 42.1 - Una alianza inesperada
Advertisement
Aún era noche cerrada cuando Leander le instó a que entrenaran, al menos para que no volviera a tener un accidente con su valiant. Puede que algo así les hubiera salvado hacía unas horas, pero no iban a ser tan afortunados, más bien lo contrario. Le hablaron de su encuentro con el yuan-ti, el portal que no iba a ningún lugar que al menos pudieran ver, haciendo que el guardián reafirmara sus intenciones.
—Nunca se deja de aprender. Mientras más alternativas tengas en tu repertorio, más podrás hacer.
Y algo así influiría en sus probabilidades de salir con vida de casi cualquier enfrentamiento. Se encontraban en un momento en el que las peleas no podían ser evitadas, pero sí lograban superar esta crisis, más de uno se lo pensaría dos veces antes de desafiarlos. Finnian quiso añadir algo, en especial porque por su altura resultaba ser el blanco de burlas de muchos en su mundo. Sin embargo, en Elthea le habían demostrado que las apariencias podían engañar, no importaba qué aspecto o capacidades tuvieran cada uno.
Materializar una valiant se le antojaba similar a la magia o cualquier hechizo que utilizaba: extraño en un principio, aunque una sensación de comodidad no le abandonaba durante el proceso. El cristal reaccionaba a algo más que su amuleto, pues la imaginación ayudaba a que tomara forma física. Tardó varios minutos, pero al menos logró sujetar un bastón como el que había perdido, aunque distinto al mismo tiempo.
—Apenas me resulta pesado al moverlo, pero…
—La presión sobre tu magia es constante —terminó Leander.
Diferente a mantener una evolución, pudiendo compararse a llevar una mochila pesada con una mano. El bastón, en lugar de madera, parecía estar fabricado con el mismo material que su amuleto, de un dorado y plateado opaco que no reflejaba la luz, o no si él no quería. Aunque podría modificar su apariencia, era la única con la que se sentía cómodo, en especial por cómo se habían desarrollado todos los acontecimientos. Sin embargo, hubo una cualidad que pronto descubrió para su asombro, pues del interior podían desplegarse unas pequeñas alas con agarres.
—¿Un deslizador? —dijo Leander.
—Mis compañeros siempre están ayudándome. Pensé que sería útil contar con algo así —admitió Finnian.
Aunque no iba a ponerse a probarlo, no con demasiada oscuridad. Aún quedaban un par de horas de noche, las suficientes para que descansara tanto sus cuerpos como sus mentes, algo que necesitaban ahora más que nunca. Continuar practicando solo le agotaría, impidiéndole dar el máximo de sus capacidades cuando lo necesitara. Y aunque dormir parecía lo peor que podían hacer, ni siquiera Finnian estuvo seguro de cuándo lo consiguió o cuánto tiempo había pasado hasta que despertó.
—Espero que esta vez no vuelva a tener otro salto inservible —murmuró Finnian, frotándose la cara.
—Solo han pasado unas horas, ojalá hubiera sido más.
Si bien el tono de Leander podía ser neutro, hasta él percibía su preocupación. Bastó por ver a través de la ventana que continuaba siendo de noche, aunque el cielo empezaba a amenazar con una claridad que no tardaría en aumentar. Sin embargo, el tiempo para descansar se había acabado, en especial por las novedades que los centinelas tenían. Su visión se estaba cumpliendo antes de lo que Finnian hubiera preferido, y Calamidad iba directo hacia donde se encontraban. ¿Sus motivos? Aún estaban por ver.
—Debes dejarnos que nosotros nos encarguemos de Ariel —dijo Aer.
Advertisement
—Si está decidido en atacarnos, o hacernos la vida más difícil, no pienso quedarme atrás —dijo Leander.
—No es que estés en posición de elegir, ¿no? —señaló Rune.
Su compañera estaba bien encaminada. Percibían algo más que el cansancio en el guardián, si no esa magia que le afectaba, en especial cuando se acercaba el amanecer. Mostrarse ante el Señor de la Calamidad en un momento así no solo desvelaría un secreto que no le convendrían conocer, sino ver aquella dorean con una debilidad explotable.
—¿Está hecho? ¿Enviaste el mensaje a los otros Guardianes? —dijo Leith.
—Tal y como acordamos —asintió Leander.
Esperaban una respuesta, por si cualquiera de las dorean tenían en conocimiento la localización de Blanche, Ark o Kali. Ahora más que nunca debían de mantener una vía de comunicación abierta, pues ignoraban lo que podrían necesitar.
—Los guardias os obedecerán, si la pelea resulta inevitable —dijo Leander.
—Ordénales que no intervengan —dijo Finnian.
—Lo harán, y no es negociable.
Tras mirar de reojo a sus compañeros, la seriedad de estos podía resultar reconfortante, comprendió por qué no le respaldaron en aquella situación. Después de todo, estaban protegiendo a la mejor oportunidad que tenían para que Elthea no acabara sumida en el caos, y eso era algo que ni él mismo podía evitar. Nadie disfrutaría con las circunstancias, y no lo harían hasta que por fin pudieran tener un descanso.
—Estaba pensando… —comenzó a decir Finnian mientras caminaban hacia la salida norte— ¿Cómo de poderosas son Blanche o Kali para que interfieran en mis visiones?
—Ni se te ocurra darles tanto poder, ¿de acuerdo? Porque no lo tienen —exclamó Rune con ese carácter tan explosivo que la caracterizaba.
—Quizás no tenga que ver con su fuerza, sino con lo que representan —sugirió Aer.
Nadie puede controlar los actos de los demás. Sus premoniciones eran una manera de avisarle del peligro al que tenía que enfrentarse, pero el cómo llegaban hasta ellas variaba. Según Ead, existían eventos que debían de suceder, no importaba cuánto se luchara para evitarlos. En ese caso estaba muy conectado con las intenciones de Blanche. Quiso llevarle a su lado y mientras ignoraba cómo conseguirlo, tampoco dudó en estudiarle para comprender el alcance de sus habilidades.
—Eso debería de poner las cosas más fáciles —señaló Nero—. Diga lo que diga, ya no formamos parte de sus planes, o no hasta que consiga lo que quiera.
—Y no se lo permitiremos —dijo Finnian.
El huevo continuaba a buen recaudo en su marca, aunque permanecía tan cerrado como en los últimos años. Intentó hacer lo que sus amigos le recomendaron: frotarlo con cariño y darle algo de su calor, pero nada servía para que se abriera. Lo único que sabía a ciencia cierta es que sería su compañero.
—Quizás no quiera salir por lo que sabe que le espera fuera —dijo Leith.
—O puede que esté disfrutando de una larga siesta—dijo Aer.
Limitándose a asentir, una ligera sonrisa apareció en sus labios, percibiendo el positivismo en cada uno de ellos. Incluso después de una derrota sabían mantener la entereza, continuaban teniendo esperanzas en que todo mejoraría. Quizás no eran sus compañeros solo por obra del Destino, sino porque la conexión que existía entre ellos era lo que les hacía luchar frente a las peores circunstancias y conquistarlas. Salieron de la zona poblada con paso decidido, viendo cómo los guardias custodiaban los caminos e incluso los habitantes de la Orquídea Plateada se preparaban para luchar.
Advertisement
—Son luchadores, eso no se les puede negar —dijo Ead.
Ninguno tendrían una oportunidad contra a Blanche o Ariel, al contrario que ellos. Sin embargo, sus compañeros estaban más que dispuestos a verse cara a cara contra el león, en especial desde que cómo le secuestró o les dejó a ellos en medio de la nada. Y aunque es cierto que lograron rescatarle en un tiempo récord, aún estaba por ver por qué se acercó hasta allí, al margen de por él, por supuesto.
Tras atravesar el límite de la zona, permanecieron durante un tiempo en el mismo lugar donde se enfrentaron a Blanche. Incluso cuando parecía lejano y a la vez cercano, el descanso y las decisiones le hicieron verle con menor incertidumbre. Poco tardaron en percibir cómo la tierra temblaba, avisándoles de que algo se acercaba a gran velocidad. En cuanto escucharon su característico rock, su tráiler tardó poco en detenerse mientras el elthean aplaudía con lentitud, soltando una carcajada.
—La habéis hecho buena —dijo Ariel, lanzando un pronunciado silbido—. Pero muy grande, chaval.
—¿Disculpa? —dijo Finnian, entendiendo poco aquella extraña función.
—¿Vuelves de entre los muertos justo cuando todo se descontrola? ¡Este sí que es un Signo con estilo!
—Corta el rollo y suelta qué haces aquí —dijo Aer con decisión.
—Tienes agallas, enano —soltó Ariel—. Una semana atrás desaparecisteis. Puff. Vuestra energía se marchó, vuestro olor también. Era casi como si hubierais abandonado este mundo, o eso pensé hasta que encontré a vuestra amiguita.
—¿Cuándo fue eso, para ser exactos? —dijo Leith, poniendo los ojos en blanco.
Por no hablar de qué había sucedido. El relato de Ariel fue corto y por una vez no se estuvo burlando de los presentes. Casi podía considerarse una conversación civilizada, de no ser porque Blanche y Ark le encontraron hacía un par de horas e intentaron partirle en dos en cuanto cruzaron sus caminos.
—Esa enana puede transportarles —continuó Ariel sin dejar de mirarlos.
—Lo sabemos —dijo Rune, cruzándose de brazos—. Se nos escaparon hace unas horas.
—Así que por fin ha mostrado su auténtica cara —continuó Ariel, soltando otro silbido—. ¿Desde cuándo se ha vuelto una rebelde?
—¿No estás encantado con esto? —exclamó Leith.
—¿Es que no te ayuda en tu plan de dominación? —añadió Rune.
—Me decepcionáis. ¿No le contaste lo que busco, Finnian? Con lo atento que estuviste a todas mis pantallas —sonrió Ariel.
Claro que se lo dijo, pero no iban a fiarse porque lo viera en su tráiler. Es más, esperaba que alterara lo que hubiera planeado con tal de pillarle desprevenido. Sin que importara el resultado, tenerle allí hablándole con tal nivel de condescendencia irritaba a cualquiera.
—Lo repetiré una vez más. ¿Qué es lo que buscas? —dijo Nero, soltando un gruñido, cansado de sus juegos. Había readoptado su nivel Campeón en cuanto pudo comer y descansar un poco, por lo que su aspecto de lobito adorable se quedó atrás.
—¿Paciencia? ¿Una mejor actitud? ¿O igual quieres acabar como tus mamis? Aunque te aseguro que no fui yo quien les dio una buena paliza —se burló Ariel, rodando la mirada—. ¿Es que tengo que contaros todos los cotilleos de la zona?
Se debía a su colisión, aunque también a lo último que hicieron con la manada. Antes de separarse, Braunah decidió encargarse de Blanche, vigilándola en la distancia en la medida de lo posible. Ignoraban cómo les fue en su misión, aunque Ariel le confirmó que se había dado un enfrentamiento cerca del Mar de Hierba.
—¿Piensas que vamos a confiar en tu palabra? —exclamó Nero.
—Puedes hacer con ella lo que quieras, pero es la verdad —replicó Ariel, encogiéndose de hombros.
—Y por extraño que suene, yo le creo. En esta ocasión, al menos —dijo Finnian.
La bravuconería de Ariel se vio interrumpida por su intervención, por fin dejándole ver alguien serio y decidido, pero no tan malvado como aparentaba ser. En su tráiler contaba con tecnología que le permitía controlar su entorno, y aunque Finnian desconocía el alcance de lo que podía hacer, no dudaba que pudiera recabar información con mayor facilidad. Por ese mismo motivo les pudo sorprender en Alder. Conocía la esencia de la manada como para rastrear sus movimientos, por no hablar de los suyos propios.
—Quizás no necesites tus ordenadores, pero estoy seguro de que es parte de tu red para controlar Elthea —dijo Finnian.
—Sabía que había puesto mi interés en el Signo apropiado —dijo Ariel, frotándose las manos-garras—. ¿Y por qué crees que ha hecho algo así justo ahora?
Era un mensaje dirigido a ellos. Puede que se teletransportaran a un lugar seguro, pero querían provocarles. Que atacaran a la manada era una forma de hacerlo, pues sabían que irían en su auxilio o la buscarían, tratando de impedir que continuara con su senda de destrucción.
—¿Has venido aquí solo para decirnos eso? —Finnian alzó una ceja, sonriente con lo que acababa de comprender—. No, vienes a pedirnos ayuda.
—¿Y por qué piensas eso? Te muestras muy gallito, Signo —dijo Ariel.
—Porque sabes que perderías contra ellas si vas solo.
No necesitaba acercarse a él para comprobarlo. Que no hubiera otros esbirros, salvo aquellos que remolcaban su tráiler, indicaba que Blanche se lo estaba haciendo pasar mal.
—¿Qué nos propones? —dijo Finnian, dispuesto para escucharle.
—¿Qué te hace suponer que no te intento engañar otra vez? —dijo Ariel.
—Porque no lo viste venir —respondió Finnian.
—Y, por típico que suene, el enemigo de mi enemigo es mi amigo —dijo Ead, interviniendo por primera vez desde su encuentro.
—Hay que detenerla —dijo Ariel.
—En eso estamos de acuerdo —dijo Aer.
—¿Os planteáis de verdad trabajar conmigo? ¿O es un truco por vuestra parte para traicionarme cuando me dé la vuelta? —dijo Ariel más receloso que nunca.
—Ya sabes la respuesta, pero la repetiré. Esto no es una broma ni un truco por nuestra parte —dijo Finnian—. Blanche ha tomado su propio camino, uno que no vamos a seguir.
—Lo que busca no lo quiera casi nadie, enano —repuso Calamidad—. Está bien, uniremos esfuerzos en esto. ¿Y después?
—Un día. Nos daremos un día para alejarnos, recuperarnos o lo que necesitemos. Pasado eso, volveremos a luchar.
No intentó engañarle ni salir con una alternativa que le favoreciera más. Ariel mantuvo el contacto visual, el silencio también. Le habían hablado de cómo fueron los otros Señores de la Calamidad, pero él era distinto.
—El mundo está cada vez más loco. ¿Desde cuándo un Calamidad y un Signo trabajan juntos? —dijo Ariel, soltando una carcajada que era algo más que nervios.
—Desde nunca. Pero siempre hay una primera vez para todo, ¿no? —dijo Finnian.
Y tan fácil como eso le vino la mejor y más descabellada idea que había tenido hasta ahora.
Advertisement
- In Serial90 Chapters
Singularity [Fantasy-LitRPG | Hard SF]
After an accident that nearly claimed his life, Arnel has become Humanity's first Mind-Machine Interface, the fusion of Artificial Intelligence and human consciousness. In the competitive, virtual fantasy world of Singularity, this gives him tremendous and unfair advantages. However, there is a small problem; The AI he shares his mind with is not a harmless helper program, but a vast, sentient intelligence created for war, and capable of not only predicting the future, but influencing it to a degree of certainty. Coincidentally, possession of such an intelligence is equivalent to possessing nuclear armaments for which the punishment is death.
8 224 - In Serial23 Chapters
I Won't Die!
Rama Leeroy had been chosen by a deity to get summoned to another world. In order for it to happen, he'd have to die in his old one. Unfortunately for the deity, Rama has no intention of dying.
8 203 - In Serial15 Chapters
ForeverQuest Online
In the near future, Gary Swamps and his two best friends start playing a new VRMMORPG by the name of ForeverQuest Online. The unique game not only takes in traditional gameplay, but also real-life physical prowess when determining the stats of one's character. The three first start playing the game casually, but soon they discover the 3v3 arena battles and devote themselves to emerging as grand champions. To become the best, they not only have to game on, but they also have to work their real-life skills if they want to stand a chance at winning it all.
8 142 - In Serial21 Chapters
The Going-Home Club
At Palomar High, every student is required to join a club. Neil Velazquez is an incoming senior at this school. From the basket weaving club to the humanist society, he coasted through junior year by lurking in such unrelated, nonserious, and low-commitment groups. He's not interested in participating in any activities. He could care less, and is just looking for a place to fulfill the requirement. He's panicked that all of the easy clubs are disappearing. That's when he stumbles across the "Going-Home Club". It's a club where nothing happens. Absolutely nothing. Vector Attribution: Building Vectors by Vecteezy
8 130 - In Serial23 Chapters
UnderWorld Mafia System
What would a girl do with a Mafia System? Would she become a Powerful boss? Will she die in the process? Would she become an empress of the UnderWorld? Stay tuned and found out.
8 205 - In Serial32 Chapters
Wanna Join a Band? (TodoBakuDeku)
Izuku Midoriya was a college student, just trying to get his teaching degree. He had been living in the sam duplex house for a year now and hadn't had any problems with the elderly woman who lived below him. She was a quiet and lovely neighbor. Until she died. Sike, I'm not that terrible guys. She just got put into an assisted living thing. Which meant the bottom floor was up for rent and it didn't take long for Izuku's landlord to find a new tenant, or tenants. Katsuki Bakugou and Shoto Todoroki were the two guys that moved in below Izuku. They were also in a band. A very loud band. Izuku was close to going crazy with all the noise he now had to live with and the two wouldn't quiet down, even after he asked, multiple times. Eventually, Izuku listens to them practice so much, one of their songs gets stuck in his head. He takes out the trash, not even realizing that he was singing it softly to himself. Until the two boys hear him. ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~Izuku threw the bag into the dumpster on the side of the house, softly singing the lyrics that were now stuck in his head. "Hey, that's our song." A voice said from behind him. Izuku snapped his attention to the two guys sitting on the stairs of his front door. "It's stuck in my head because neither of you seem to have common courtesy to practice somewhere else." Izuku snapped back, not wanting to deal with either of the arrogant males.Shoto seemed unfazed by his attitude. "You've got a nice voice." He mused. Izuku eyed him suspiciously, not trusting his compliment. "Thanks I guess." He muttered. "Wanna join a band?"
8 126

