《[Spanish] La Llave del Destino》Capítulo 36.2 - Una despedida un tanto abrupta

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Explicar por qué había reaccionado así incluso dormido fue más extraño que contar su sueño. Dejando al lado aquella discusión, una que no se zanjaría ni aunque tuvieran a los mejores diplomáticos del mundo a su disposición.

—Si no hubieras tardado tanto en levantarte, esto no habría pasado —dijo Blanche.

—Me duele la cabeza. Creo que por hoy ya no quiero escuchar más quejas —dijo Finnian—. Luego ya hablaremos de estos despertares vuestros tan malos.

—¿Has vuelto a tener una visión? —dijo Ead.

—Solo fue un mal sueño —dijo Finnian, frotándose los ojos.

No sonó muy convencido, en especial por cómo ninguno de los presentes vio aquello como una pesadilla más. Al fin y al cabo, no todos los días se despertaba lanzando un hechizo repulsor, menos aún lograba hacer que Blanche acabara el suelo. Por eso mismo, mientras desayunaban, contó una versión reducida de lo que en realidad había sido. De cómo un elthean le llevó por el mundo de los sueños, le protegió y no solo le explicó que alguien intentó llegar a él mientras más vulnerable estaba, sino el aviso de urgencia para que fueran cuanto antes a la Orquídea Plateada.

—¿Ariel? —dijo Blanche.

—Ya nos deshicimos de esa magia en el oasis, ¿recordáis? —dijo Finnian.

El rastreador, o lo que hiciera, permitía que cualquiera pudiera encontrarles sin tener que esforzarse. Sus compañeros le observaron y olieron, y hasta Leith le dio un lametazo, asegurándose que continuaba limpio. Hacía días que visitaron el santuario del oasis, pero nunca se estaba seguro de qué podía suceder. Solo faltaba una última prueba que les quitaría cualquier duda. Encontró a Nero dirigiéndose hacia ellos, puede que por el escándalo que estaban montando minutos antes, pero tardando poco en explicarle lo que tenían entre manos. Con su pelaje azul y blanco reluciendo al sol, acercó su hocico para olisquearle con ganas y darle un lametazo más.

—Si antes no estaba despierto, ahora puedo asegurarlo —admitió Finnian mientras se quitaba las babas de la cara.

—Estás limpio… Más o menos —dijo Nero con tono burlón—. Parece que tienes un nido en la cabeza.

—¿Eso es todo lo que vas a decirme? —masculló Finnian.

—Se te ve cansado —dijo Nero.

—Lo estoy. Nadie me deja dormir tranquilo —dijo Finnian.

No había una magia que estuviera afectándole, aunque las ganas de encontrar un sitio en el que bañarse no le faltaban. Lo que fuera que estaba persiguiéndole debía de ser poderoso como para buscarle cuando nadie lo viera venir.

—Ya no tienes por que preocuparte —le aseguró Nero.

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—Los últimos días han sido bastante más movidos de los habituales —dijo Finnian, torciendo el rostro—. Es lógico que me extrañe tanta tranquilidad.

—¿Ahora quién es el negativo? —dijo Blanche.

Sin embargo, fue ella quien prefería no intervenir con la comida y dejarle a él todo el trabajo. ¿En serio debía de montar tal escena porque no quería mancharse las manos?

—Sé que es mal momento para decir esto, y no tiene nada que ver con lo que ha pasado ahora —dijo Blanche, calculando sus palabras—. Ark y yo nos vamos.

Esa sí era una novedad que no vio venir.

—¿Marcharos? ¿Por qué? —dijo Finnian, frunciendo ambas cejas, confuso.

—Estamos muy cerca de llegar a la dorean —dijo Ead.

—Lo sé, y llevo pensándolo desde que me lo contasteis. ¿Qué pinto yo ahí? —dijo Blanche, esta vez mirándole a él—. Lo que tengas que solucionar en la Orquídea Plateada es cosa tuya, no mía. Es lo que Ethereal te digo, ¿recuerdas?

—Somos Signos. Lo suyo es que permanezcamos unidos, ¿no crees? —dijo Finnian.

—¿Estás seguro de eso? —dijo Blanche, torciendo la sonrisa—. Al principio opinaba igual, pero ahora considero que cada uno debe seguir el camino que ha elegido.

También le había dado vueltas a un tema así, en especial por lo diferentes que eran o cómo afrontaban las situaciones en las que terminaban. Las aventuras de Blanche habían sido breves, menos cálidas que las suyas, por lo que aún estaba encontrando su lugar en aquel mundo. Además, lo que le contó sobre la visión de Ethereal era una verdad a medias, y por ese mismo motivo se preguntaba cuáles eran los planes de Blanche.

—¿Acaso importan?

—Somos amigos, ¿no? Que vayamos por diferentes caminos no quiere decir que no me importes —dijo Finnian.

Entonces Blanche le lanzó una mirada extraña. Bailaba entre la ingenuidad, como si aquello no se lo hubiera esperado o que de verdad le tocara el corazón, pero también que no le entendiera a él. Sabía de primera mano lo complicada que era, aunque no estaba entre sus obligaciones limar su carácter tan difícil.

—Entonces, como amiga —dijo Blanche, pronunciando una sonrisa y poniéndole una mano en el hombro—, espero que consigas lo que buscas.

—¿Qué haréis Ark y tú? —añadió Rune.

—Lo que podamos. Queremos averiguar qué están haciendo tanto Ariel como el Erosionador —explicó Blanche.

—Ahora ya soy más fuerte que antes. Me encantará darles una sorpresa —dijo Ark, tan tranquilo como siempre que hablaba.

Que hubieran decidido aquel mismo día para irse no era aleatorio. Se acercaban al punto en el que la manada continuaría hacia Risco Azul, y si ella pretendía marcharse, sería el mejor momento para hacerlo.

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—¿Cuánto tiempo llevas pensando algo así? ¿Desde de que aparecimos cerca de Kiyeira? —dijo Finnian.

—Más o menos. Barajamos la posibilidad si la tensión continuaba empeorando —admitió Blanche, encogiéndose de hombros.

—Algo bueno ha salido de estos últimos días, ¿no? —dijo Aer.

Lo que les dejaba muy poco tiempo, aunque no es que hubiera que hacer muchos preparativos. Blanche llevaba su propio equipaje, por lo que aquello se convirtió en una despedida.

—¿Cómo podremos encontrarnos cuando terminemos? —dijo Finnian.

—Lo sabremos —dijo Blanche—. Además, aún tenemos que derrotar al Señor de la Calamidad juntos, ¿recuerdas?

Y, sin perder más tiempo, la Signo y su compañero no tardaron en seguir su camino, internándose en el Mar de Hierba. Las despedidas no eran algo que la mayoría disfrutara, pero aquello fue demasiado rápido incluso para ellos.

—No soy el único extrañado por esto, ¿verdad? —dijo Finnian.

—Quizás sea mejor así, que cada uno continúe por su camino —dijo Leith.

—Hay algo que ocultan —dijo Aer.

—Coincido, es como si su misión fuera distinta a la nuestra —dijo Rune.

O parecida. Uno de los motivos para que tuvieran tantos problemas era las personalidades tan diferentes que poseían. Que dos Signos no supieran trabajar juntos implicaba un desajuste en su misión que tambalearía cualquier cimiento. Incluso Finnian consideró que algo así fuera lo que causó el cataclismo de sus predecesores. Por suerte para ellos, les faltaba poco para desvelarlos.

La manada, por otro lado, no lamentó mucho su ausencia. Tampoco es que hubiera interactuado con ellos lo suficiente para crear lazos, lo que les dejaba en niveles diferentes como Signos. Los planes para aquella mañana, en cambio, eran distintos a los que habían tenido hasta ahora. No entrenamientos, tampoco peleas, solo una carrera amistosa entre varios participantes.

—¿Es sensato? Cualquiera que vea a una multitud corriendo podría pensar lo peor —dijo Rune.

—Pensarán que esfumarse rápido o esconderse es lo mejor que pueden hacer —dijo Aer.

Él sería el primero en ello. Bastantes películas donde se daban estampidas te avisaban que nada bueno sucedería. ¿Por qué permanecer quieto en un sitio si luego podías ser aplastado? ¿O peor?

—No os preocupéis. Esto es algo que hacemos a menudo —dijo Nero.

Los participantes variaban según la ocasión, pues era más para divertirse un poco que por competir. Antes de lanzarse a la carrera, el resto de la manada organizaba el recorrido, marcando los límites y asegurándose que nadie, ni siquiera ellos, acabaran heridos. Flicka se quedaba en la salida, mientras Braunah permanecía en la zona de llegada, atenta a los ganadores.

—Supongo que querrás que participemos, ¿no? —dijo Leith, mirando con cautela a la loba.

—Yo en esta me libro —dijo Finnian, poniéndose las manos tras la nuca—. ¿Qué? Ni en broma puedo correr tan rápido como vosotros. De hecho, no es que sea tan veloz de manera natural.

—Además, nosotros volamos. Eso nos pondría en una ligera ventaja —les recordó Rune.

—No si hacemos un par de ajustes —dijo Ead.

—Ahora temo lo vosotros dos podáis idear —intervino Aer—. Aún tengo golpes de ayer que siguen molestándome.

Y no era el único. La loba y el frionach se habían hecho amigos, lo que igual ayudó a que su entrenamiento de la tarde anterior fuera tan fluido. El colibrí no les contó qué habían compartido entre ambos, pero tal y como le conocían, no dudarían de que aprendió bastante sobre las costumbres de los lobos en el poco tiempo que habían estado juntos.

—¡De todo se aprende! —se defendió Ead.

—Tampoco pierdes ni una oportunidad, ¿verdad? —dijo Leith.

Ninguno lo hacían, nunca se sabían lo que encontrarían en su camino. Así, usando su mapa, trazaron una ruta donde tendría lugar la carrera, siguiendo su costumbre de hacerlo al día siguiente de los cuentos en la hoguera. Todo se remitía a estrechar lazos, crear vínculos que permanecieran ahí hasta cuando se separaban. La idea le encantaba, incluso la magia que pretendían emplear para hacer el vuelo más complicado.

—¿Por qué debemos de ser los únicos que sufriremos? —dijo Rune.

—Hacer que podáis volar a menor altura no os afectará solo a vosotros —dijo Ead.

Incluso los que estuvieran al nivel de la tierra tendrían los mismos problemas para moverse. Aquella no era una carrera donde la velocidad importara, que lo sería, sino una de resistencia para comprobar cuánta fuerza tenían los corredores para llegar hasta la meta.

—¿Vosotros siempre complicáis las cosas para divertiros? —dijo Finnian.

—¿Por qué hacerlo fácil y aburrido? —dijo Nero.

Adiós a la comodidad y seguridad de lo conocido. ¡Hola a probarse día a día con un nuevo y complicado obstáculo!

—Es una manera de recordarnos que la vida puede ser dura y llena de sorpresas —dijo Braunah—, pero también merece la pena vivirla por todo lo que se puede encontrar.

La esperanza no venía y se marchaba con el viento. Era algo que debía de cultivarse, cuidarse, pues nunca se sabía cuándo ibas a necesitarla.

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