《[Spanish] La Llave del Destino》Capítulo 16.3 - La oscuridad que te devora

Advertisement

Dos días desde la llegada de la bruja cambiaron poco su rutina, aunque si la volvieron más dura, y eso que todo aquello le interesaba demasiado que solo el cansancio le hacía detenerse. No solo se pasaba la mañana con Lelile, siendo instruido por la bruja en nuevos métodos de magia. Estaba lejos de dominarlos, aunque aprendía las bases como para continuar de manera progresiva en el futuro, sobre todo porque le hacía copiar de puño y letra aquello que pudiera ser de utilidad más adelante. Después de la comida y un descanso bien merecido, Lunaluz tomaba el relevo. Y tras uno más, iba a los Terrenos de Escalada con Aer, Rune y Leith.

No es que hubieran quedado atrás los días en los que el peligro inminente y constante les perseguía, aunque el cansancio, de una manera u otra, tampoco le abandonaba. Sus avances eran lentos, pero continuos, logrando que en ocasiones se frustrara a pesar de ello. Y aunque tuviera guías que estuvieran ayudándole, su visión no desaparecía, ni siquiera cuando dormía.

Pasaba las noches inquietos, moviéndose tanto que se despertaba él solo, aunque no tardara en volver a cerrar los ojos, deseando descansar un poco más.

—Finnian. ¡Finnian!

¿Otro sueño? ¿O se trataba de una visión, ofreciéndole un adelanto de lo que sucedería en el futuro? ¿O es que estaba pasando algo?

—¡Tienes que despertarte! Deprisa.

¿Volvían a atacarles? Recuperando la consciencia, abrió los ojos de golpe en cuanto escuchó aquellas palabras una vez más, tanto por sus oídos como en su cabeza. Sin embargo, no logró levantarse. Allá donde estaba su cama había aparecido un charco de oscuridad. Similar al fango, trataba de aferrarse a su cuerpo, buscando sumergirle en lo que aquello fuera. Incluso su ropa ya no era como antes, encontrándose manchada de negro, extendiéndose por momentos.

Trató de limpiarse, moverse de donde estaba, fallando como si fuera un infante que no sabía caminar. Y entonces, algo le protegió. No era un escudo fantasmal, sino una armadura de las mismas características que se ajustó a su cuerpo, evitando que la oscuridad le consumiera. Entonces Aer le agarró del brazo, gesto que Rune y Leith imitaron, e incluso Ead centelleaba para ayudarle. Su protección desprendía luz, y en cuanto Ailfryd apareció por la puerta, todo cesó de golpe.

Incorporándose de inmediato, buscando colocarse en el extremo opuesto de su habitación, solo quedaron los elthean y él, nerviosos y preocupados ante un cambio tan radical.

—Qué…. ¿Qué demonios ha sido eso? —resopló Finnian.

—Es lo mismo que nos preguntábamos —dijo Aer.

Advertisement

¿Por qué había aparecido allí cuando se suponía que estaban a salvo? Si bien su despertar fue tan espeluznante como su llegada a ese mundo, la discusión que se formó a raíz de eso fue peor de lo que Finnian esperó. Raras eran las ocasiones donde veía a sus padres así, pero Ailfryd y Lelile batallaban con lo que esto significaba, además de lo que tendrían que hacer de ahora en adelante.

—Desde que vino aquí había estado a salvo, pero ha sido llegar tú y traer los problemas hasta el Galya —dijo Ailfryd con enfado. Sorprendía que alguien de su tamaño y adorabilidad pudiera mostrarse tan agresivo.

Luego recordaba su primer encuentro y hasta Finnian no sabía qué pensar, consciente que las señales estaban allí.

—Sí crees que ha sido por mi culpa, entonces eres demasiado ingenuo para ser un Guardián —exclamó Lelile.

—¿No es una casualidad que el Erosionador mandara un mensaje y después aparecieras? —continuó Ailfryd—. ¿Cómo sabemos que no estás de su lado?

—¡Acabó con los míos!

La voz de Lelile pudo cortar el aire. Estaba cargada de dolor, pero de un resentimiento que no iba contra el Guardián de la dorean. Su mundo se tambaleaba de forma constante y hasta ellos, quienes debían de mantener la calma, estaban cediendo ante el caos.

—No te atrevas a proclamar que estoy de su lado —prosiguió Lelile, desprendiendo furia y dolor a niveles desproporcionados—. Todo lo que he hecho ha sido por ayudar a la causa.

—Es un Signo, debe aprender a su propio ritmo, y tu magia es demasiada para alguien tan joven como él —rebatió Ailfryd.

—¿Y qué esperas que haga encerrado? Ni siquiera sabes lo que pasa fuera de aquí. Puede que hayas subido de nivel, pero sigues sin querer ver el verdadero problema que estamos teniendo —exclamó Lelile, alzando aún más el tono de voz.

¿Qué bicho les había picado? ¡Era él quien casi acabó hundido en la oscuridad más pura que había visto hasta ahora!

—¿Podéis dejar de alzar la voz de una vez? —pidió Finnian, aunque ninguno de los elthean parecía escucharle.

—Puede usar una Valiant, Ailfryd. ¿Cuándo fue la última ocasión en la que vimos a un Signo utilizarla? —dijo Lelile.

—¿Mi Valiant?

El escudo, la armadura, susurró Ead a su mente. Al principio no estaban seguros, sobre todo por la manera que tuvo de manifestarse. La primera, durante su enfrentamiento contra Ailfryd. La segunda cuando apareció Lelile, mientras que aquella fue la tercera. No era un hechizo defensivo, pero se trataba de algo que también estaba conectado con él, aunque aún no se lo estuvieran explicando.

Advertisement

—Sabes de sobra lo que es esa llave, Ailfryd. ¿Por qué estás haciéndole esperar? —dijo Lelile, cada vez con más urgencia.

—Porque no sé lo que se encontrarán cuando lleguen allí —exclamó Ailfryd.

—¡Callaos!

El grito que dio Finnian fue tal que rompió el ritmo de la discusión. Los presentes le miraron y estaba seguro de que cualquiera que estuviera cerca podría escucharlos. Una suerte que aquella casa no es que tuviera muchos vecinos cercanos como para que se enteraran de todo lo que había sucedido.

—Esto no ha sido culpa de nadie. Algo similar intentó atraparme en mi mundo, poco antes de llegar a Elthea —les recordó Finnian con dureza—. Así que dejad de soltar estupideces y comportaros como los líderes que sois.

Galya, Myrd. Sabía que el alcance de sus enemigos se amplificaba por momentos, aunque su fortaleza también iba en aumento.

—No soy vuestro títere ni bailo para vosotros, así que dejad de actuar como si no estuviera aquí —añadió Finnian—. Así que empezad a contarme qué es esta llave y dónde pertenece. Sé que hay una puerta y quiero conocer su lugar.

—No lo sabemos —dijo Ailfryd.

—Eso no me vale —dijo Finnian, cruzándose de brazos.

—Dice la verdad —intervino Lelile, para sorpresa de todos.

—Surgió en la Orquídea Plateada, pero desconocemos dónde está esa puerta —dijo Ailfryd.

Lo único que le contaron es que perteneció a los Signos que le precedieron, y que estos se la entregaron a Myrd para que la protegieran hasta que la persona apropiada llegara para reclamarla. Sin embargo, esa parte de la historia no la sabían ni Lelile ni Ailfryd, aunque solo conocían el siguiente sitio al que debería de ir para desvelar aquel secreto: la Orquídea Plateada.

—¿Y por qué tanto misterio? —dijo Aer, rompiendo el silencio.

—Porque Calamidad ganó… O en parte —admitió Lelile, bajando la voz.

—Acabó con el Guardián de la Orquídea. De no ser por los anteriores Signos, habría prevalecido —explicó Ailfryd—. La llave protege algo. Ignoramos el qué ni dónde, pero su existencia solo la saben unos pocos por razones evidentes.

Porque para Elthea, el anterior Señor de la Calamidad casi logró completar su misión hasta el punto que aquella dorean sufrió daños, pero la realidad era distinta. Ailfryd, como Guardián, tenía constancia de algo así para evitar que volviera a suceder, pero desconocía de información más concreta. ¿Qué había pasado con exactitud con los anteriores Signos? ¿Qué ocultaron y a saber dónde? Todo se volvía cada vez más difuso mientras más avanzaba, algo que no le dejaba una buena sensación.

Frotándose los brazos, inspiró con ganas, tratando de no quedarse sin aire mientras todos esperaban a su reacción, a su siguiente paso.

—Tenemos que ir hasta allí. Es el único sitio donde averiguaremos las últimas piezas de este extraño puzzle —dijo Finnian.

—Cuentas con un par de días de margen para salir. Prepárate bien —dijo Ailfryd, casi rogándoselo.

—Porque Finnian, el momento en el que salgas de aquí todo será más difícil —dijo Lelile.

Sus enemigos eran más fuertes y numerosos. Sabían aquello que él desconocía e intentarían pararle los pies en sus múltiples misiones. Derrotar al Señor de la Calamidad, encontrar al Erosionador antes de que hiciera más daño y pararle los pies le parecieron demasiado grandes para él. Y ahora la búsqueda de una misteriosa puerta. ¿Podría complicarse más su aventura?

Entonces sucedió algo que logró cambiar el ritmo de aquella conversación, haciendo que la angustia y presión se vieran transformadas en algo más. El estómago de Aer rugió, sus orejas se agacharon, avergonzado porque hubiera sucedido en un instante como aquel. Sin embargo, el suyo hizo lo mismo, logrando sacarle una sonora carcajada.

—¿En serio os hace gracia? —exclamó Rune, justo cuando le sucedió a ella también.

Su risa se volvió más pronunciada, cerrando los ojos mientras se dejaba llevar. Pronto, sus compañeros se unieron, haciendo que aquel despertar tan horrendo quedara como una mala experiencia, un susto que no tenía por qué definir lo demás.

—¿Sabéis una cosa? —dijo Finnian, cuando por fin logró recuperar la compostura—. Me da igual lo que tenga que pasar ahora. Estoy aquí, ¿no? Nos dirigiremos hacia la Orquídea Plateada, y lograremos hacer lo que otros Signos consiguieron en su momento.

Aunque existía una diferencia, una mínima. Esa oscuridad, la misma que había logrado entrar en una dorean, pero de manera temporal. ¿Por qué tenía tanto interés en capturarle?

—Lo que ha pasado aquí… Solo un ser de terrible poder podría intentar algo así —dijo Ailfryd.

Existían dos que interponían entre él y su destino. A ambos les ponía cara y eran una amenaza que no podría pasar por alto. Quizás no supiera con exactitud por qué intentaban atraparle de aquel modo cuando dormía, pero igual que lo demás, lo averiguaría mientras continuara avanzando. Después de todo, poco más podría hacer por ahora, ¿no?

    people are reading<[Spanish] La Llave del Destino>
      Close message
      Advertisement
      You may like
      You can access <East Tale> through any of the following apps you have installed
      5800Coins for Signup,580 Coins daily.
      Update the hottest novels in time! Subscribe to push to read! Accurate recommendation from massive library!
      2 Then Click【Add To Home Screen】
      1Click