《[Spanish] La Llave del Destino》Capítulo 2.2 - La misión de los Signos

Advertisement

Las palabras de Theri iban bien encaminadas, y al contrario que los otros, quienes le miraban como si fuera un extraterrestre, se mostró mucho más compasivo y resolutivo, confirmándole que ya no estaba en su mundo.

Después de perder el conocimiento tras el ataque de los gatitos en la Planicie Eskudo, le habían llevado hasta un castillo cercano al que llamaban Alta Espada. Theri habló con cariño del lugar, aunque no tardó en admitir que había tenido momentos mejores que el actual. Los Pequeños Guerreros que vio allí eran del reino de Alasdair, estando su frontera bastante cerca de donde se encontraban, siendo conocidos de manera común por ese nombre.

El grupo de Theri acudió a ese castillo al perder el contacto con los compañeros que estaban custodiándolo cinco días atrás. Lo encontraron vacío y con serios daños procedentes de una batalla. Ni siquiera hallaron supervivientes como para identificar a su agresor en el día que permanecieron allí, momento en el que Aer y Rune aparecieron de la nada y al poco surgió él.

—¿Es seguro estar por aquí? —preguntó Finnian cuando casi se come unas piedras al tropezarse con otras.

—Por supuesto. Con nosotros aquí no tienes nada que temer —dijo Theri, dándose un par de golpecitos en el casco, como si aquello debiera de darle seguridad

—Entonces… ¿Vosotros le conocíais? —dijo Finnian, mirando a los otros elthean.

—Ha estado de visita en el Galya en un par de ocasiones. Escoltaron a sus mercaderes —comentó Rune.

—El Gran Árbol Galya es nuestro hogar —explicó Aer.

—¿Y cómo aparecisteis aquí? ¿Hicisteis ‘puf’ y llegasteis junto a ellos sin más? —dijo Finnian.

—Algo así. Nos despertamos en medio del campo, casi como si alguien nos hubiera llevado volando mientras dormíamos —dijo Aer.

—A mí no me mires, yo no soy sonámbula —dijo Rune, negando con la cabeza.

Advertisement

—Menos mal que estábamos cerca. Cualquiera les habría atacado al detectarles aparecer —dijo Theri, plantándose frente a él.—. ¿Y qué hay de ti, Signo? ¿Qué recuerdas?

Oscuridad. Se estremeció al pensarlo, ahora con la certeza de que todo era bastante real. Lo que empezó como un desayuno terminó siendo el verdadero significado de una pesadilla. Nunca había imaginado que todo su mundo desapareciera frente a sus ojos, o peor, que algo le tragara de aquella manera.

—No te preocupes, estarán bien —le aseguró Theri al hablarles de sus padres—. Aunque nunca me imaginé que los Signos llegaran a Elthea de ese modo. Ni que sus compañeros aparecieran de la nada.

—Los Signos son humanos de otro mundo elegidos para venir a Elthea —intervino Aer, antes de que Finnian pudiera preguntarlo.

—Sí que te sabes la leyenda, azulito —dijo Theri con jovialidad—. Los Signos llegáis cuando más os necesitamos para luchar contra el Señor de la Calamidad.

—Son elthean muy poderosos, tanto que amenazan con destruir nuestro mundo —continuó Aer con su explicación.

—¿Y qué tengo yo diferente a vosotros? Os he visto luchar y yo no puedo hacer lo mismo —murmuró Finnian.

—Eres la pieza que falta, o eso dicen las historias —dijo Rune.

Aquel instante fue como sentirse una vez más en el colegio y le miraban, esperando que hiciera algo que no llegaba a comprender. ¿Elthea? ¿Signo? ¿Luchar contra el Señor de la Calamidad? ¿Dónde había terminado?

Caminando con relativa calma, pronto aprendió que Alta Espada era un castillo pequeño, situado cerca de un cabo a una altura considerable del agua. Dejando atrás el patio exterior, donde contó una docena de alasdair, llegaron a la zona interior, allí donde estaba la Torre Espada y el campamento improvisado que habían montado allí. En otra ocasión habría sido impresionante, pero por el aspecto que tenía le hacía creer las palabras de Theri. Incluso cuando aún era demasiada información para procesar, algo no iba bien por allí.

Advertisement

—Por fin hemos llegado. Quería mostrarte esto —dijo el grandullón, señalando una fuente de piedra donde no solo podrían meter los pies, sino hasta refrescarse si hiciera mucho calor.

—¿Me vas a decir que es mágica y que una señora va a salir del agua para darme una espada? —dijo Finnian.

—¡Ojalá! Ya querría ver qué arma puede traer alguien así. Pero no, mira las estatuas.

En cada uno de los extremos había una escultura. La más cercana a ellos era de un guerrero y un mago, ambos pequeños y con una inscripción a sus pies donde ponía “Principiante”. Con la siguiente se vieron más grandes, con armas y una fuerza más definida (“Campeones”). En la siguiente estatua apenas hubo cambios aparentas, pero se veían más adultos, “Maestros” de la espada y de la magia. En cambio, en la última, allí donde la inscripción marcaba como “Leyenda”, no había ni rastro.

—¿Por qué puedo entender lo que pone? —dijo Finnian, incrédulo ante unos símbolos que no reconocía, pero que le resultaban familiares.

—Está escrito en “eltheani”, la lengua común —dijo Rune.

—Puedes leer lo que pone porque debes estar aquí, igual que nos entendamos entre nosotros —dijo Aer.

—Son nuestros niveles de desarrollo. Cuando crecemos y nos hacemos fuerte somos capaces de evolucionar —dijo Theri. —. Ese es el poder que tienen los Signos, la magia de fortalecer a sus compañeros.

—¿Por qué esa está rota?

—Puede que por la lucha, o el tiempo —admitió Theri—, pero hay pocos elthean que lleguen por sí solos al nivel Leyenda.

—Entonces… ¿Puedo hacer que cambiéis? ¿Cómo? —dijo Finnian.

—Eso lo desconocemos, tú eres el Signo —dijo Aer, encogiéndose de hombros.

—Aunque ahora deberías de preocuparte por saber quién es tu compañero o compañera —dijo Theri, poniendo una mano sobre la cabeza de Aer y Rune—. Aparecisteis cerca por una razón, ahora debéis de averiguarlo.

—¿Así sin más? —dijo Finnian.

Porque solo un Signo y su compañero tienen el poder suficiente para hacer frente al Señor de la Calamidad. El plan perfecto de cualquier verano emocionante, uno bastante peligroso. No obstante, era su única opción para volver a casa: cumplir su misión derrotar al malo y restaurar el equilibrio.

Cualquiera de los dos podría serlo, aunque una pizca de culpabilidad le inundó por dentro al no ser capaz de averiguar cuál era. Estaba asimilando muchas cosas de golpe, ¡que le dieran un respiro!

—Lo primero es lo primero. ¿Aer? ¿Rune? —dijo Theri, dándoles un empujoncito a ambos—. Vosotros tres tenéis que dirigiros al Galya. Es posible que Ailfryd pueda arrojar algo de luz a esa visión tuya.

—El camino más rápido es por el Bosque de Ellery, ¡y tú mismo dijiste que no hay quien entre allí ahora! —exclamó Rune.

—No iréis solos ni lo atravesaremos. Dejadme a mí los preparativos. Mañana retomaremos nuestro viaje. ¡El tiempo del cambio por fin ha llegado!

    people are reading<[Spanish] La Llave del Destino>
      Close message
      Advertisement
      You may like
      You can access <East Tale> through any of the following apps you have installed
      5800Coins for Signup,580 Coins daily.
      Update the hottest novels in time! Subscribe to push to read! Accurate recommendation from massive library!
      2 Then Click【Add To Home Screen】
      1Click