《Guerra Moderna en un Mundo de Fantasía》Capitulo18

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Al día siguiente, Matías viaja en su rumbo VH-60N a Yran, capital de Tribu de los Elfos del Norte, para dialogar una alianza con los elfos. Matias venia acompañado por Cecilia, Stephany y Clancia. El helicóptero estaba escoltado por cuatro Apaches y un Chinook como transporte de suministros y agentes del servicio secreto.

Sobrevolando sobre el Reino de Zarenca, cerca de la frontera del Reino de Ormene. Todo iba bien hasta que unos de los pilotos del Apache noto algo extraño en el horizonte.

-Halcón 01 a Águila. Hemos detectado una gran cantidad de humo en el horizonte. Posiblemente un incendio, cambio.

En el helicóptero presidencial. Matías estaba jugando a las cartas con su hermana cuando era llamado por el copiloto.

-Señor presidente, hemos detectado un incendio a unos pocos kilómetros al noreste de nuestra posición, ¿tomamos un desvío?

-¿Un incendio? Clancia, ¿hay algún asentamiento en la zona?

-Si, hay una villa en esa área. Pero esta dentro del Reino de Lledo.

-Hmm ... serio problematico si el fuego se extiende y los habitantes no logren evacuar un tiempo. Dígale a todos los helicópteros que cambien su curso en la zona del incendio en busca de sobrevivientes.

-Pero Mati, cruzar la frontera de un país extranjero sin el consentimiento del gobierno local podría provocar un incidente internacional.

Cecilia irrumpe, intentando detener a Matias.

-Pero si mueren sabiendo que podríamos haberlos ayudado, iría contra todo lo que creo. Es una orden.

-Si Mati ... ¡A todos los pájaros! ¡Cambien curso a la zona del incendio!

-¡Entendido!

* * *

Mientras tanto en la villa.

La villa ardía. La gente estaba tratando de escapar, y los que los protegen son caballeros con esplendidas armadura, sufriendo sus espadas y tomando una posición para enfrentar al enemigo que esta atacando a los residentes.

Los que atacan son criaturas bípedas de tres metros de alto, armados con garrotes. En apariencia parecen difíciles gorilas afeitados. Uno de ellos camina por la villa comiéndose un brazo humano. Esas criaturas son ogros.

Los ogros son una raza salvaje e incivilizada que vagan por las tierras salvajes del continente Mu. Físicamente, recuerdan a los orcos, pero son más grandes y más fuertes. Pero no tanto como los trolls, ni tampoco sus habilidades regenerativas. Los ogros desconfían de las zonas muy pobladas y habitualmente las evitan, menos el hambre los desesperados. En su lugar acechan en las áreas montañosas en los confines de la civilización, donde los hambrientos bandidos ogros suponen una amenaza constante para los viajeros y las caravanas.

Los que atacan la villa eran mas de veinte. Por lo que los caballeros tienen dificultades para combatirlos.

Entre los caballeros, uno de ellos que lanzo su espada rota hacia uno de los ogros. Estando vestida con una armadura plateada, el intento caballero repeler sin éxito a los ogros.

-¡No cedan! ¡Caballeros, vamos a ganar algo de tiempo para escapar de los aldeanos! ¡No permita que avancen ni un paso mas!

La joven caballero mirando hacia atrás, emitió órdenes a los caballeros cercanos. Era el líder a pesar de ser muy joven.

Mientras apuntaba a la caballero, un ogro intento golpearla con su garrote. La joven repitió instantáneamente el golpe con una espada que había encontrado en el suelo, pero otro ogro que estaba cerca, el logro golpearla con un garrote y ellas rodó hacia un lado.

Los caballeros atacaron a los ogros en grupo. Sin embargo, eran demasiados, y varios fueros aplastados por los garrotes de los ogros. E incluso un caballero fue desmembrado por la brutal fuerza de los ogros.

Arrinconada, la joven caballero solo le esperaba la muerte. Agarro su espada rota y se preparo para su última batalla. Pero en ese momento, los ogros que rodean cayeron al piso. Sorprendida, ella se acercó a uno de los ogros tumbados en el piso, y noto varios agujeros en su espalda. Esos agujeros fueron hechos por el cañón rotativo M230 de un Apache.

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-Águila al habla. Hay aliados en la zona. Limita a atacar a los ogros que están lejos de los caballeros.

-Halcón 01. Recibido.

-Halcón 02. Entendido.

Los Apaches disparan sus cañones y cohetes sobre los ogros. El Chinook y el VH-60N aterrizan en la plaza de la villa.

Mientras todo eso pasaba. La caballero miraba boquiabierta como los ogros estaban siendo masacrados uno por uno.

Matias, Cecilia y sus guardias bajaban de los helicópteros de transporte. La caballero se acerca a Matias.

-Y usted es ...

-Déjeme esto y evacuar a los residentes. Podremos hablar mas tarde.

Varios minutos después todos los ogros fueron eliminados.

* * *

-Matias. La comandante Briand al habla. El enemigo fue eliminado. No hay más enemigos a la vista.

-Bien.

Cuando Matías corto comunicación por radio, viola al caballero de hace un tiempo que estaba mirando. Cuando comprobó que el área era segura, el llamo.

-¿Hasta que punto fue el daño?

-¿Eh? A-ah, muchas personas han muerto. Tanto los habitantes de la villa como los caballeros. También muchos resultaron heridos.

-Ya veo ... es lamentable para los que han muerto. Haré que mi hermana atienda a los heridos.

-No es que haya pedido tu ayuda, pero, ¿quién es usted?

-Mi nombre es Matias Martínez, pase por aquí por casualidad. Y ella es mi asistente Cecilia Sinclair, ¿y usted es?

-A-ah, disculpe mi descortesía. Soy la princesa del Reino de Lledo, Drina Rabry. Estoy agradecida por su ayuda.

Matias quedo asombrado, el no sabia que ella era una princesa. Aunque también se impresionó de que hubieran mujeres caballeros en este mundo. E incluso a una edad tan temprana, ya que a simple vista parecía tener la misma edad que Conilde. Luego supuso que era algo común en ese reino.

Vio que su armadura era tan brillante como si fueran de plata. Las decoraciones doradas se consideran por todas las partes. El peto de su armadura es diferente de los otros caballeros ya que el emblema de la familia real esta grabado en ella. Por lo que Matías consideró saludarla consideró.

-Lo siento, fui descortés al no saber que usted es la princesa del reino. Soy el presidente Matias Martínez, rey de Paxbelli. Iba de camino a una reunión diplomática al Gran Bosque de Alfheim cuando note el incendio. Por lo que me desvié y entre sin su permiso a su reino. Me disculpo profundamente por eso.

-¡Ah! ¡¿Rey ?! ¿El que venció a la Horda? ... N-no tiene porque disculparse, soy yo quien debe darte la gracias.

Cuando Matías se volvió a presentar e inclinar su cabeza para disculparse. Drina se sorprendió y hablo nerviosamente.

-Fue increíble. Derrotar a todos esos ogros con tanta facilidad con esos dragones de hierro.

-Esos se llaman helicópteros de combate AH-64 Apache. Sor armas identificadas del mundo de donde venia, la Tierra.

-¿La Tierra?

Luego de una leve explicación de la procedencia de Matias. El escucho la historia de la princesa caballero, parece que su grupo de caballeros se dirigía a una practica. Al enterarse de un ataque a la villa por ogros, se apresuro a ver la situación. Cuando supieron que no podían enfrentarse a ellos por su gran numero, lo máximo que podían hacer era dejar escapar a la gente del pueblo. Lo contaba con una expresión de frustración.

-Esos bastones de hierro que llevan tus caballeros... ¿que tipo de magia usan?

Drina dirige sus ojos al subfusil H&K MP5 que porta uno de los agentes del servicio secreto.

-Estos son subfusiles MP5 y no usan magia. Son armas también de mi mundo. Pero no están en venta.

-¿Es así?... es una pena.

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-Espera un momento.

Matias camina hacia su helicóptero. Una vez dentro activa la aplicación de invocación de su celular. Unos minutos después le regresa con una espada.

-Entonces te daré esto en conmemoración por nuestro encuentro.

-¡¿Eeh?!

Drina se quedo muda y nerviosa.

-¡¿Esta realmente bien?! ¡¿No te importa?!

-Uhm, ¿no? No me importa. Ciertamente es una buena espada. Y como vi que tu espada se rompió, creo que le darás mejor uso que yo.

Drina saco la espada de su vaina y la sostuvo verticalmente al sol. Luego la bajo.

Las manos de Drina comenzaron a brillar al igual que la espada, y golpea ligeramente la espada contra una pared de una casa cercana. Corto la pared de ladrillo como si cortara mantequilla caliente. Matias quedo estupefacto por lo que vio.

-¡Es increíble! ¡Además de su resistencia y capacidad de corte! ¿De que esta hecha?

-Eh, ah... de acero de Damasco.

-¿Damasco?

-Es un tipo de aleación que solo se cosigue en mi país... pero, ¿que fue eso?

-¿Oh?¿Es la primera vez que lo ves? Soy una guerrera mágica. Todos los miembros de la familia real lo son.

“Guerrero mágico” son personas que tienen la capacidad de aumenta enormemente la fuerza y resistencia de las armas y armaduras que el usuario empuña. Esas personas nacen con una enorme cantidad de energía mágica, pero no pueden canalizarla con hechizos como lo haría un mago normal, pero si por medio de las armas.

Por eso, los miembros de la familia real se entrenan desde muy jóvenes para el combate, incluido las mujeres. La capacidad y efectividad de los guerreros mágicos varia de acuerdo al nivel de energía mágica del usuario y de la calidad del material del que este hecho el arma que empuñe. En el caso de Drina, las espadas de acero de Damasco es un tipo de acero de crisol empleado y elaborado en Oriente Medio para la fabricación de espadas desde el 1100 hasta el 1750. Las espadas de acero de Damasco eran legendarias por su dureza y su filo "casi eterno", siendo muy aclamadas en Europa. La técnica empleada para su elaboración es hoy en día un debate entre metalúrgicos especialistas en la elaboración del acero. Las espadas de acero damasquinado se conocían por los patrones de sus hojas. Hoy en día se emplea en la elaboración de cuchillos de alta gama.

-”Guerrero mágico”... es una cualidad muy útil. Ahora bien, ya que todavía tengo cosas que hacer, si me disculpa. Seria genial si pudiéramos encontrarnos en otra ocasión.

-Gracias por el maravilloso regalo. Voy a enviar mi agradecimiento por lo de hoy algún día.

Mientras Matias se dirigía al helicóptero. Drina abrazaba la espada que le había regalado con una sonrisa en su rostro sonrojado y lágrimas de alegría saliendo de sus ojos.

Ya en el helicóptero, este comenzó a ascender y vio por la ventana como Drina saludaba a lo lejos.

-¿Estuvo bien regalarle esa espada?

-No te preocupes Ceci, solo lo hice para iniciar buenas relaciones con el Reino de Lledo.

-Ella se veía muy apegada a esa espada.

-Es solo una espada, ¿que podría pasar?

* * *

En las afueras de Yran, capital de los elfos del norte. Matias aterrizo en una pista de aterrizaje.

Cuando Matias bajo del helicóptero vio frente a el a un grupo de escoltas de soldados de Paxbelli y guerreros elfos que lo estaban esperando.

-Lo he estado esperando, señor presidente.

El comandante de las fuerzas especiales en el Bosque de Alfheim, el coronel Otto Skorzeny, saludo a Matias, guiándolo al humvee estacionado.

Entonces partió hacia la residencia de Adoncia, jefa de la tribu.

Ya en la ciudad de Ason, Stephany miraba con asombro la ciudad de los elfos por la ventana del mercedes mientras eran guiados por Gonsal. Era una comunidad de grandes y habitables arboles alrededor de fuentes de agua potable y lagos. Algunos elfos miraban con curiosidad los extraños vehículos.

-¿Esa gente?

-¿Ellos? Son refugiados de las aldeas atrapadas por la guerra. Actualmente hay demasiados, por lo que no podemos ayudarlos a todos.

Matias contemplaba las oscuras expresiones de los refugiados. Matias bajo del humvee y entro por la puerta del castillo donde la jefa de la tribu lo estaba esperando.

-Adoncia la esta esperando aquí.

El asesor Gonsal dijo mientras se detenía frente a la puerta.

Matias trago saliva antes de entrar a la habitación.

-Bienvenido presidente Martínez al hogar de la tribu de los elfos del norte.

Lo que Matias vio fue a una mujer con una apariencia que parencia no tener mas de treinta años, aunque en el caso de los elfos, la apariencias suelen ser engañar. Al parecerse a Clancia pensó que era su hermana mayor. Pero lo que mas sorprendió a Matias fueron las alas de hada que salia de su espalda. Afortunadamente no había entrado a la habitación con su Stephany, porque sino, de segura se abría abalanzado sobre ella.

-Hola, madre. He traído a su majestad conmigo.

-¡¿Eh?! ¿Madre?...

Matias se asombra de que esa joven mujer sea su madre.

-Bien echo, veo que era cierto que te has convertido en la prometida del rey.

-... pensé que era su hermana mayor.

Adoncia da una pequeña risa antes de hablar.

-Los elfos suelen ralentizar el envejecimiento cuando alcanzamos cierta edad. Además nuestra vida útil es de alrededor de los trescientos años. Puedo parecerte joven, pero tengo casi cien años.

-Soy el presidente del Estado Militar de Paxbelli Matias Martínez. Vine a ayudarlos.

-Tiene mi gratitud. Además, eres mi futuro suegro, así que por favor no necesitas ser tan formal con migo.

Matias se acerca a Clancia para susurrarle al oído.

-Parece muy amable conmigo, pero ¿no se supone que los elfos no son un poco xenófobos?

-Mi madre es la líder del grupo liberal que apoya la apertura de los elfos a las culturas externas. Pero eso creo el ritual de la madurez. Así fue como te conocí.

-Me siento orgullosa de que por fin seas feliz. Y encima de todo que te cases con un rey. Aunque los matrimonios entre humanos y elfos son muy raros debido a nuestra larga longevidad. Pero aun me niego a creer que seas el Hijo del Sol.

-Nunca dije que soy el Hijo del Sol, mi llegada y esa profecía son solo coincidencias.

-Aunque digas eso, la gente seguirá creyendo que eres un enviado de Dios y a la larga eso te convertirá en el objetivo de otros países y grupos religiosos.

Matias le contesta a Adoncia con una cara seria.

-Entonces los estaré esperando.

-Bueno, volviendo al tema principal. Tenemos que prepararnos para reunirnos con el Consejo.

-Entonces ordenare que preparen el auto.

-No hace falte, tengo la Sala de Transferencia lista.

-¿Sala de transferencia?

-Debido a que el lugar de reunión del Alto Consejo es un secreto entre los elfos y la única manera de llegar a el es por medio de salas de transferencia.

-Hmm... así que es como una maquina de teletransportación. ¿Sera igual que en Star Trek?

Matias murmura pensando en voz alta.

-Mati, no creo que sea seguro.

Cecilia expresa su preocuparon ya que tendría que viajar sin su escolta.

-No te preocupes, confío en mi madre. Todo estará bien.

-Ceci, diles a los guardias que esperen afuera.

-Entendido.

-Entonces, vamos.

* * *

Tras cruzar una puerta. Matias encuentra una espaciosa habitación circular, con un especie de pentagrama muy decorado tallado en el piso.

-Por favor párense en el centro del símbolo.

Tras la petición de Adoncia, todos se paran en el centro de la habitación.

-Ahora, por favor cierren los ojos.

-¿Porque tengo que cerrar...? ¡Aaah! ¡Mis ojos!

De repente, un fuerte destello emana del suelo antes de que Matias terminara de decir su pregunta, cegándolo momentáneamente. Al momento siguiente se encontraban en una habitación diferente.

-¡Mati! ¡¿Estas bien?!

Cecilia le pregunta a Matias con preocupación, ya que el estaba agachado cubriendo sus ojos con las manos.

-Si, estoy bien... solo dame unos minutos.

* * *

Matias, Cecilia y Clancia se encuentran ante el Consejo de los señores elfos. En una habitación similar a un tribunal. Estaban reunidos los Jefes de las cuatro Tribus sentados a lo alto.

-Adoncia, ¿porque trajiste estos humanos ante nosotros?

Pregunto Ansaco Valeida, Jefe de los Elfos del Este.

-Pertenecen al Estado Militar de Paxbelli. Pienso que pueden ser nos útiles.

-¿Que utilidad? ¿Que utilidad tenemos aquí de criaturas de vidas fugaces?

Pregunto Mertino Salmerid, Jefe de los Elfos del Sur.

-Los orcos están invadiendo las tierras de mi gente. Hasta ahora los mercenarios de Paxbelli los han mantenido a raya. Pero aun así, se esta gestando un problema para todos nosotros...

Adoncia llamo a los soldados de Matias mercenarios. Ya que si Matias traía a todo su ejercito de una sola vez sin el permiso del Consejo, estos lo verían como una invasión de una potencia extranjera. Por eso Indivar los etiqueto como mercenarios en vez de soldados de un ejercito.

-... el presidente Martínez es un buen hombre, un orgullo para su gente. El logro derrotar a la Horda cuando invadieron el Reino de Zarenca.

-¿Porque quieres ayudarnos? Habla, humano.

Timorge Coruz, Jefe de los Elfos del Oeste, le da la palabra a Matias.

-Mi pueblo viene en son de paz. Hace tres meses nuestro país fue transferido a este mundo y necesitamos ayuda para sobrevivir en este mundo es que nuevo para nosotros. Se que es difícil de creer, pero es la verdad. A cambio de algunos recursos, le ayudaremos con su problema con los orcos.

-¿Así que vienes a robarnos nuestras tierras? Conozco a los de tu clase, humanos invasores.

Después de lo que dijo Ansaco, Cecilia pone una expresión de sed de sangre. Por lo que Matias comienza a hablar para calmar las cosas.

-Solo queremos petroleo, se que no tiene casi ninguna utilidad para ustedes. A cambio les ofreceremos nuestra ayuda contra los orcos y los wyverns. Pero necesitare traer mas de mis tropas para poder resolver sus problemas. Aunque claro, no lo haría sin su permiso.

-Sugiero conceder permiso a estos humanos de traer a sus tropas y de entregarles petroleo como pago.

-Bien, Adoncia. Debemos probarlos antes de hacerles tales concesiones.

La desconfianza de Mertino era fácil de entender. Para poder explotar los campos petrolíferos en el Bosque de Alfheim, Matias tendría que enviar a miles de trabajadores. Y como Paxbelli es el único consumidor de petroleo en todo el mundo, el tiempo de permanencia duraría décadas o incluso siglos.

-Entonces, ¿una tarea para cada uno de nosotros?

Todos aceptan la propuesta de Martino. Aunque Neon lo dice tras un suspiro de inconformidad.

-Así sera humano. Cada uno de los miembros del Consejo tiene una tarea para vos. Si las completas todas, se te concederá el derecho de estar en nuestras tierras. Si fallas, tu y el resto de tu gente serán expulsados. Así pues, ¿que tarea deseas emprender primero?

-Me temo que mis congéneres son muy exigentes. Decreto que extermines a una barbada de wyverns. Si logras vencerlo, realmente te habrás ganado un sitio en nuestra tierra.

Declara Ansaco.

-Ya sabes que los orcos siguen amenazando a mi gente. A pesar de que los haz ralentizado.

-Tenemos un problema con un nuevo asentamiento que los ogros han colocado cerca de la frontera del Reino de Lledo. Pienso que sera una prueba adecuada para ti.

Declara Tomirge.

-No hace mucho, un clan de elfos desapareció arrepentido en una isla cercana. Hemos enviado refuerzos, pero ninguno ha vuelto con vida. Debes limpiar la isla y proporcionar descanso a sus almas.

Declara Mertino.

Y así comienza la aventura de Matías en el Gran Bosque de Alfheim.

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