《La puerta de Maltras》Capitulo 32

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Capítulo 32: Sesión de entrenamiento

Se arregló que partiríamos al día siguiente ya que el señor Hornstel quería hacer los preparativos para entregarnos un objeto de gran valor e importancia.

Nos veríamos con el señor Hornstel en la noche, mientras tanto, nos ofreció la libertad de conocer la mansión y la ciudad, lo cual aceptamos.

Aunque tenía ganas de hacer de turista en la ciudad inmediatamente y tener una cita con mis dos chicas y Mitena, no pudimos hacerlo, dado que el día de ayer no entrenamos en todo el día; Naku y yo decidimos recuperar el tiempo perdido y tener una sesión de entrenamiento en el área de prácticas de la mansión del señor Hornstel.

Pese a ser donde vivía y trabajaba el señor de la región, la ‘mansión’ también albergaba a la guardia personal; contaba con dormitorios, baños y establos militares, por supuesto, incluye áreas para maniobras y entrenamiento.

Al parecer, Mitena y las demás chicas pertenecen a la guardia personal del señor Hornstel y son la élite de esta.

Con el permiso del señor Hector, acordamos usar el espacio de entrenamiento por unas cuatro horas, después de las cuales, invitariamos a Mitena a salir con nosotros para pasear por la ciudad.

El entrenamiento es necesario para los naga, el solo perder un día debe ser compensado diez veces.

Eugene también se ofreció a entrenar con nosotros, a lo cual aceptamos, también decidimos incluir a Agatha para enseñarle algo de defensa personal y a cómo usar una daga. Sin olvidarnos de Arachne y Barker, fuimos por ellos para agregarlos a la sesión, lo mejor será comenzar a entrenar al pequeño de Barker de una vez.

Van a ser unas horas un tanto ocupadas.

Cuando llegamos al espacio para entrenar, había algunas personas fuera de la malla de piedra haciéndola de espectadores. Entre los presentes estaban Mitena y todas las demás chicas, de cuya presencia me había percatado gracias a mi habilidad.

Decidí ir a aprovechar y hablar con ellas sobre nuestra decisión.

“Ya nos lo imaginábamos.” (Chica elfa)

“Si, Mitena es la más fuerte de entre nosotras y será una buena acompañante.” (chica humana 1)

“Aunque es difícil dejar ir a un hombre tan formidable y amoroso como tu… El solo recordar como me sostuviste con tal cariño me hace querer continuar esta noche también.” (chica enana)

“Va a ser muy difícil encontrar una pareja luego de lo que hicieron con nosotras, pero no debes preocuparte, tomaste una buena decisión.” (chica kekat)

Ninguna de las chicas se sintió despechada, quizás pensé más de la cuenta. Incluso recibí el agradecimiento por ser yo quien tomara la castidad de algunas de ellas; tal parece que el sexo fue casual no solo para nosotros.

“Tengo una idea, ¿Que les parece si dejan que Mitena se una a su entrenamiento?” (chica elfa)

“Sería bueno que fueran familiarizándose con su estilo.” (Chica enana)

Si, me gusta la idea.

“¿Tú que dices, Mitena?” (Aruh)

“Sería un placer.” (Mitena)

Antes de que comenzaramos a entrenar, sentí un par de miradas que provenían desde dos presencias algo retiradas del lugar; se trataba de dos jóvenes humanos, uno de cabello negro y otro de cabello castaño claro, ambos espectadores parecían inspeccionarnos a Naku y a mi, aunque no percibía hostilidad de su parte.

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Comenzamos con una rutina de calentamiento y pruebas de reflejos. Quizás por su edad o abandono de entrenamiento, Eugene se agotó muy rápido, lo mismo ocurrió con Agatha…

Muy bien, ellos tendrán que comenzar a ejercitarse y condicionar su cuerpo primero; es por eso que Naku y yo les preparamos una serie de ejercicios por realizar.

Luego de que Naku, Mitena, Arachne, Barker y yo terminaríamos de calentar, comenzamos con una práctica de ataques contra distintos tipos de blancos a corta y larga distancia. Los que se llevaron la mayor admiración de entre nosotros fueron Arachne y Barker, quizás por ser monstruos; Arachne era rápida pese al gran tamaño de su parte en forma de araña, tenia buenos reflejos y hacia uso de su cuerpo y hechizos para atacar; Barker era pequeño e igualmente ágil, aunque sus movimientos eran torpes y tuve que enseñarle algunas formas de atacar, sus instintos eran buenos y aprendía rápido, además, todos notamos que pequeñas llamaradas salían de su hocico de vez en cuando.

Pero a pesar de que nuestros pequeños entes nos quitaban gran parte de la atención de los espectadores, había otros que se enfocaron en Naku, en Mitena y en mí.

Nosotros tres hacíamos maniobras de ataque y cambio rápido de armas, también tratamos de trabajar en conjunto con Arachne como adversaria de práctica.

Finalmente, hicimos un poco de sparring entre nosotros tres, pero como nos faltaba alguien para formar dos parejas, decidimos incluir a Eugene. Sin embargo…

“Me gustaría participar en el encuentro si no les molesta…” (¿?)

Uno de los dos jóvenes que nos observaba desde la distancia se nos acercó y pidió unirse al sparring, se tratara del chico de cabello castaño. Había algo en el que me resultaba familiar.

“Disculpen que no me haya presentado, soy el hijo menor del capitán Jacob Almond, líder de brigada Richard Almond. Un placer conocerlos a los dos.” (Richard)

Así que es hijo del capitán Almond y hermano del teniente Gerald.

“Mucho gusto, joven Richard. Mi nombre es Aruh Hydran y ella es mi amada esposa, Nakureshta Snakia, y por ahí…” (Aruh)

El joven Richard alzó su mano para detener mi presentación y centró su vista un momento sobre Naku y luego en mi nuevamente.

“No es necesario que se presenten, ustedes dos son personas muy famosas en todo Tulser.” (Richard)

Naku se molestó por la respuesta del joven Richard, a decir verdad, fue grosero de su parte interrumpir una presentación.

“Entonces, joven Almond, dice que le gustaría unirse a nuestro entrenamiento… Pero lamento informarle que planeabamos pedir la ayuda de nuestro compañero, el señor Eugene, así que debemos rechazar su oferta.” (Naku)

Oh, en verdad que Naku esta molesta; pensaba negarme yo también pero ella se me adelantó.

“Disculpenos un momento, joven Richard…” (Mitena)

Mitena nos tomó de la mano a Naku y a mi y nos alejó a cierta distancia del joven Almond.

“¿Que sucede, Mitena?” (Aruh)

“Deberían aceptar su oferta.” (Mitena)

“No, me desagrada la idea de que se una a nuestra práctica.” (Naku)

En verdad que le desagrada, no suelo ver a Naku muy seguido con este humor.

“Bueno, el joven Richard puede parecer grosero en un principio, también vanidoso, sin mencionar que es un arrogante, pero hay una buena razón para aceptar su oferta.” (Mitena)

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A ti… tampoco te agrada, ¿verdad?

“Ahora siento menos deseos de dejarlo participar, suena a que es alguien muy problematico.” (Aruh)

¿Que clase de situación amerita que Mitena insista en dejarlo participar si siente desagrado por él?

“Cierto, aunque sea el hijo del capitán Almond, su actitud es reprobable… Además, la manera en la que nos miraba me resultó incómoda.” (Naku)

“Bueno… La verdad es que… El joven Richard será la persona que nos escoltara hasta la capital.” (Mitena)

“¿Él es? ¿Por qué decidieron tal cosa?” (Naku)

“Calma, Naku… Lo más probable es que fuera debido a la falta de personal militar en la región.” (Aruh)

“En parte es por eso, pero también se debe a que él mismo fue quien se ofreció.” (Mitena)

¿Él fue quien se ofreció a acompañarnos? Por alguna razón, siento que tiene malos motivos para hacerlo.

“El joven Richard podrá tener muchos defectos… demasiados, pero es un soldado devoto que entrena día a día y se esfuerza en cumplir su papel, además de que es bastante famoso por declarar que siempre usaría su espada por el bien de Eralgia.” (Mitena)

“Entonces la razón por la que nos pides que lo dejemos participar es para…” (Aruh)

“Exacto… ¡Para que nos hagamos amigos!” (Mitena)

“¿Eh?” (Aruh/Naku)

¿Cómo fue que llegó a esa conclusión? Creí que diría que tratáramos de medir su fuerza y tratar de sacar su verdadera personalidad.

“Dos guerreros pueden llegar a conocerse mejor si chocan espadas y eso puede llevar a una amistad nacida de la rivalidad. Si permiten que participe, es probable que podamos ver lo bueno en él y establezcamos una amistad, así el viaje a la capital será más fácil de disfrutar.” (Mitena)

¡Que inocente, pura y adorable es!

Se apega al ‘camino del guerrero’ de una manera tan dulce que siento que con solo verla podría mancillarla… Si me sigue viendo con esos ojos tan lindos que parecen emitir estrellas, voy a comenzar a sentirme culpable por lo de ayer.

“¿Que dicen, maestro Aruh, maestra Naku?” (Mitena)

“¡Kuh! ¿Tu que opinas, Aruh?” (Naku)

¿Dándome la responsabilidad? Naku, parece que también fuiste afectada.

“Bueno, independientemente de que sea nuestro guía, creo que al menos podríamos averiguar sus intenciones si aceptamos que participe en un par de rondas.” (Aruh)

“¡Muy bien! ¡Gracias por escuchar mi opinión!” (Mitena)

Mitena se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia donde estaba el joven Almond.

“Perdona por dejarte la responsabilidad de la decisión, Aruh… Yo…” (Naku)

“Tranquila, sé a qué se debió… Tenemos un corazón muy oscuro los dos, ¿cierto?” (Aruh)

“Cierto, como la noche.” (Naku)

Naku y yo nos vimos el uno al otro, su sonrisa era cautivadora como siempre.

“Gracias, Aruh… Ahora seré yo quien se haga responsable del resto.” (Naku)

Ah, esa mirada… Entonces Naku planea ser la que se enfrente al joven Almond.

Siento un poco de pena por el orgullo del hijo del capitán.

Nos dividimos en parejas para practicar; Naku se enfrentaría al joven Almond y yo me enfrentaría a Mitena. Los primeros en combatir seríamos nosotros dos, tras lo cual, sería el turno de Naku y el joven Almond.

Mitena y yo nos armamos con una espada de madera y pasamos al centro del área para combates.

Antes de comenzar, noté que la postura de Mitena no era muy buena.

“Espera, Mitena… ¿Que arma sueles usar?” (Aruh)

“¿Eh? Bueno, puedo usar varias, entre ella la espada, pero…” (Mitena)

“¿Hay un problema con la espada?” (Aruh)

“No, no lo hay. He entrenado el estilo de esgrima de las tropas de Eralgia, pero mi especialidad son el arma y el estilo de la misma que me heredó mi madre.” (Mitena)

Según Mitena, su madre era una extranjera proveniente de los países que formaban la ‘Alianza de los animales sagrados’ que salió de su país en busca de contrincantes fuertes pero terminó por establecerse en Eralgia.

“Entonces, ¿Te gustaría practicar conmigo usando el arma con la que eres mejor?” (Aruh)

“Si, es solo que mi estilo es un poco… exótico.” (Mitena)

“Por mi no hay inconvenientes, deseo conocerte a fondo.” (Aruh)

“...Bien, volveré en un momento.” (Mitena)

Mitena asintió tímidamente con una sonrisa y partió hacia un pequeño almacén. Los espectadores estaban un poco impacientes así que les hice una señal pidiéndoles que esperaran.

En lugar de entrar al almacén, Mitena se dirigió a la pequeña brecha que tenía con la pared de la que sacó un objeto alargado. Cuando regresó, vi que lo que había traído era una vara de madera tallada, larga como una lanza pero con la punta un poco más ancha y con forma de una espada. Había armas muy parecidas a estas en la Tierra.

“Esta es un arma para entrenar que tallé y con la que practico el estilo que me enseñó mi madre.” (Mitena)

“Si, puedo ver que esa es tu arma… Se puede sentir el amor que le tienes.” (Aruh)

“Así es, gracias por notarlo… Bien, estoy lista.” (Mitena)

Mitena tomó una pose de combate y yo hice lo mismo, a pesar de ser una práctica, el aire entre nosotros dos se volvió muy serio.

Nos olvidamos de nuestros alrededores y nos enfocamos el uno en el otro, no pasó por alto ningún indicio de nuestros movimientos, el tiempo se detuvo y el mundo se convirtió en este pequeño espacio que nos separaba

Y el combate inició.

Mitena lanzó ataques arriba y abajo, cambiando de dirección con movimientos que cortaban el aire sin producir ruido. Logré defenderme con mi escudo y espada, ninguno de sus golpes pudo alcanzarme; aproveche cualquier espacio entre sus ataques para regresarlos, pero su defensa también era buena.

Avanzar y retroceder, nuestro enfrentamiento se convirtió en una danza bajo el ritmo de los golpes de nuestras armas.

Cambié la dirección que tomaba mi espada en varias ocasiones, buscando los puntos débiles de Mitena y ella hacía lo mismo.

Finalmente, me aproveché de un ataque que lanzó contra mi última finta y llevé mi espada cerca de su cuello.

El combate… No, la práctica había terminado.

Mitena respiraba agitadamente, sus movimientos eran limpios y precisos, su energía debería durar por más tiempo. Ah, parece que el encuentro duró un mayor tiempo de lo que pensaba.

“Es mi victoria, Mitena.” (Aruh)

“S-Si.” (Mitena)

Nos separamos y agradecimos por el encuentro, me percaté de que había mucha admiración en sus ojos y sus mejillas estaban teñidas de rubor.

“Fue un gran encuentro, siento admiración por tu madre por haberte enseñado su estilo, y hacia ti por el esmero que has puesto en él. Fue un gran encuentro… Gracias, Mitena.” (Mitena)

Le ofrecí mi mano.

“Si, fue un gran encuentro… Gracias a usted también, maestro Aruh.” (Mitena)

Y ella la tomó.

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