《El aficionado [Español] [Completo]》10. A entrenar un poco

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A la mañana siguiente, Leo recordó que había tirado a la basura la tarjeta del gimnasio minutos luego de que el entrenador se retirara. Buscó por internet los distintos gimnasios de artes marciales mixtas en la capital. Encontró tres gimnasios, y le resultó fácil diferenciar cual era el de Ulises. Las clases eran los martes y jueves a las 18 horas. También buscó los sueldos de varios peleadores profesionales y se sorprendió al ver lo que ganaban. No creía que les pagaran tanto, pero por ignorancia no tuvo en cuanto los gastos.

—¿Por qué buscas eso? —le preguntó molesta.

—Ya te dije, quiero entrenar un poco.

—Y yo ya te dije que no quiero que pelees.

—Últimamente, la vida se puso más difícil y quiero estar más preparado para las situaciones.

—Y por eso, ¿te vas a matar a piñas?

—Si no me querés apoyar, está bien. Mi familia tampoco lo haría.

El martes a las 17:45 salieron hacia el gimnasio en el auto de Génesis. Acordaron que ella vería la práctica, solo para asegurarse que no van a matarse. El barrio “La costa” era el barrio más lujoso. La Av. Las palomas era la avenida comercial. Interceptaba todas las calles del barrio, desde la calle 1 hasta la calle 15. La avenida era la zona céntrica, ya que se la utilizaba para dividir el barrio en zona este y oeste. Ocho cuadras hacia el este, se encontraba el rio. Ocho cuadras hacia el oeste también finalizaban el barrio, y en esta zona, daba comienzo al barrio Margarita. El gimnasio se encontraba a mitad de la calle nueve entre la avenida y una calle llamada Marisol. Estacionó su auto una cuadra delante del gimnasio, ya que en la misma cuadra no había lugar.

Entraron al gimnasio, el cual era de unos 250 metros cuadrados. En la entrada, se encontraba a la izquierda la recepción, a la derecha empezaba el sector de entrenamiento de piernas: equipado con 2 sentadillas libres, 1 prensa 45°, 1 sillón de cuádriceps que estaba combinado con una camilla de femorales, 1 máquina para entrenar pantorrillas, a la izquierda, delante de la recepción, 1 sector para entrenar peso muerto de 6m² y al costado, un espacio libre del mismo tamaño en donde por defecto se utilizaba para estocadas. Más adelante, el sector para entrenar torso. 3 press de banca, 1 press inclinado, 3 bancos regulables que se podían utilizar como banco plano, inclinado o declinado, 2 sillas, 1 press militar, 1 máquina de remo bajo y 3 dorsaleras combinadas que permitían utilizar tanto la polea alta como la baja, aunque utilizaban la baja cuando la máquina de remo estaba ocupada. En la pared amurada una barra de dominadas que permitía realizar 3 variantes y una máquina de fondos en paralela, que también permitía entrenar los abdominales. El gimnasio se encontraba muy bien pintado. De color amarillo claro. Una clienta al darse cuenta que eran nuevos se acercó a atenderlos.

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—Hola, quiero probar una clase de MMA.

—¿Ella también?

—No, solo quiero ver si son muy violentos.

—No tenés que preocuparte, las clases son tranqui. Pasen, están en el fondo.

Dos metros delante de donde terminaban los aparatos, estaba el sector de MMA. Este sector, era más grande que el anterior, midiendo 135 metros cuadrados. Una barra de dominadas, igual a la otra. Este sector contaba con dos sacos de MMA de 0.90 metros, un saco de boxeo, de 1.80 metros, un saco de neumáticos, compuesto con cuatro neumáticos, un muñeco plástico y cuatro muñecos para tomas de Jiu Jitsu. Al costado derecho, se encontraba la jaula. En todo el sector de entrenamiento se encontraba piso de caucho, aunque había un cartel que decía: Por favor, no arroje los discos ni las mancuernas al suelo. En el sector de MMA, había piso de cuadrados de Goma Eva.

Había seis personas. Tres hombres y tres mujeres. Las edades variaban entre los 18 y 25 años. Daban vueltas alrededor del sector.

—¡Leo! Pensé que nunca ibas a venir.

—Quiero aprender un poco de pelea.

—Perfecto.

Leo les siguió la corriente. Al terminar de correr, se agruparon de a 2 y agarraron los focos. Cómo eran siete alumnos, Ulises se puso a entrenar con Leo. Le explicó varias combinaciones. Un Jab, un cruzado y agacharse ya que contraatacaba con el foco. Un Jab, un cruzado y una patada baja. Un Jab, un cruzado y un gancho. Durante 10 minutos. Al finalizar el tiempo, el compañero agarraba los focos.

Tras pasar los primeros 20 minutos, Ulises armó un circuito. Primero golpeaban el saco de 0,90 metros, que estaba a una altura considerable para rodillazos. En el saco de boxeo, los golpes eran aleatorios. En el saco de neumáticos, ganchos y combinaciones. Para finalizar el circuito, golpeaban el muñeco, buscando precisión en los focos de nocaut. 20 segundos y rotaban. Al llegar a los 20 minutos complementarios de la hora, practicaban Jiu Jitsu. Le explicó una llave de brazo.

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Al finalizar la clase, estaban los combates en jaula. Se fue sin presenciarlos.

—¿Qué te parece? —le preguntó luego de que subieran al auto.

—Está bien. Me parecía que eran más violentos. Es tu decisión.

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