《El aficionado [Español] [Completo]》9. La semifinal
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El Lokito se despertó a las nueve de la mañana. Le dejó en la mesa la medicación a su abuela y se fue directo hacia la boletería de su club. Llegó temprano, antes de que se cumpla la media hora y la fila ya era de media cuadra, de 22 personas. Solamente se vendían cinco mil entradas visitantes para el partido. El club tenía casi cuatro mil socios activos. Un poco más de tres mil, eran del antiguo pueblo y los demás, se distribuían entre los otros dos pueblos que al unirse formaron la ciudad. Muchas personas que no eran socias, también querían presenciar el partido por ser una instancia tan importante. Ese 5 de diciembre, era el tercer día de ventas. Los rumores del barrio, decían que quedaban menos de trescientas entradas. La preocupación de El Lokito era notoria. Eran múltiples las posibilidades negativas. La primera, por lógica, era que se terminen las entradas. Con el dinero que tenía, no podía comprar las entradas a revendedores. Otra preocupación, era salir del país. El país era limítrofe, pero si descubrían la falsedad de sus documentos, se tenían que olvidar de la semifinal. El hecho de que a El Guapo ya le habían dado de alta y se encontraba saludable, le brindaba gran esperanza.
«Lo más difícil ya pasó» pensaba para relajarse.
El hospedaje no era una preocupación, ya que su novia había reservado tres habitaciones en un hotel cercano al estadio.
Fue atendido después de trece minutos de espera. Compró las entradas y regresó a su vivienda. Las guardó en la caja fuerte y se tiró a dormir un rato. Se despertó dos horas más tarde, se armó un sándwich con dos rebanadas de pan integral, 2 fetas de jamón crudo, dos fetas de queso y le untó un toque de mayonesa. Lo acompañó con un vaso lleno con soda. Finalizó su almuerzo, se lavó los dientes y fue a visitar a su novia.
La moto de La Dibujante se encontraba sucia, repleta de tierra, por lo que le pasó un trapo húmedo. Con su novio se dirigieron a la estación de servicio ya que con la nafta que les quedaba no iban a llegar a la terminal. Luego de cargarle $100 de nafta súper, El Guapo vio de lejos que habían pegado un cartel nuevo, por lo que se acercó unos metros.
—Hace un rato la policía pegó el cartel. Parece mentira que acá también hay delincuencia —le dijo la empleada a La Dibujante cuando lo vio dirigirse.
—Si, ya nadie está a salvo —le respondió sin pensar que podía tratarse de su robo.
El cartel pegado en el vidrio de entrada del bar de la estación, decía lo siguiente:
Este es uno de los tres ladrones que robaron el restaurante Buenapasta. No sabemos con exactitud su edad, pero creemos que ronda los 25 años.
El grupo de asalto está integrado por tres hombres, que son los que ejecutan los robos y con tres mujeres, que son sus conductoras.
Si usted lo vio o sabe algo, por favor diríjase a la comisaria.
Debajo de la descripción se encontraba la fotografía que le había proporcionado Leo.
El Guapo se subió a la moto y ella comenzó a manejar hacia la terminal.
—¿Quién estaba en el cartel? —le preguntó tras manejar dos cuadras.
—El Feli.
Frenó de golpe. A los dos segundos arrancó.
—Esa foto debe ser la que proporcionó el mozo.
—Es el momento en el que está por disparar.
—Cuando nos fue a buscar a la escuela, tenía la foto. Nos salvó la vida que ese día Feli estaba enfermo.
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—La cicatriz se ve apenas, una persona muy detallista lo puede reconocer.
Recorrieron unas cuadras más, hasta que llegaron a la terminal. Se dirigieron al local 8 y una rubia de 26 años los atendió. La Dibujante no le conocía, aunque la había visto en varias ocasiones.
—Hola, buen día. ¿Que necesitan?
—Buen día. Necesito 6 boletos para el partido del domingo.
—Voy a ver si hay lugar.
Buscó en su computadora por quince segundos y los miró. Esos pocos segundos fueron tensos, ya que los acompañó con una mirada que decía: lo siento.
—No me confirma si hay asientos disponibles. Espérenme un minuto.
La Dibujante suspiró y su novio le apretó con fuerza la mano.
—Me quedan los seis asientos traseros. No tengo mejor ubicación.
—Está bien, compramos esos.
—Genial. Por favor, completen los formularios y muéstrenme los DNI.
La empleada revisó los datos y los miró a los ojos.
—¿Qué pasa?
—Nicole no tiene 18 años, tiene 16.
—¿Por qué pensás eso?
—Va a la escuela con mi hermanita.
—Si, porque ella repitió —dijo al instante El Guapo.
—Mentira. Si tiene promedio 8.
La empleada respiró hondo.
—Sean sinceros ¿Alguno es mayor?
Se quedaron callados. Sintieron que todo estaba perdido.
—No les puedo vender los pasajes.
—Estuvimos todo el año ahorrando para este partido. Por favor —le insistió ella.
—Van a viajar con dos condiciones.
—¿Cuales?
—Nicole le va a hacer la tarea a mi hermanita todo el año entrante, y quiero 500 extra.
—Está bien.
—Sean puntuales, es necesario que estén veinte minutos antes para realizar el control.
El partido comenzó con un saque de mitad de cancha realizado por el equipo rival. Uno de los dos delanteros, le tocó la pelota al enganche y este, tras avanzar unos metros, lanzó un pase largo al otro delantero quien ya había picado. Logró llegar y ganó el lateral ante el defensor rival mediante un amague, en el cual le engaño haciéndole creer que salía a jugar para adentro. Avanzó hasta casi llegar al límite de la cancha y tiró el centro. El enganche se desmarcó y probó al arquero. Respondió bien y la jugada terminó en tiro de esquina.
—¡Marquen a los defensores! —gritó La Baby
—Si, falta que nos metan un gol de cabeza en los primeros minutos —comentó La Dibujante.
—¡Marquen al 2! ¡No lo dejen cabecear! —gritó El Feli
Por comodidad, el volante por izquierda lo pateó. Con menos efecto del esperado, la pelota fue casi en línea recta hacia la cabeza de quien era el mediocampista central. Por suerte estaba marcado y el defensor del equipo visitante lo interceptó, la pelota se perdió por el lateral derecho.
A los 14 minutos, El arquero del equipo de El Lokito, sacó desde el arco, con tal precisión que uno de los mediocampistas, logró saltar y pararla con el pecho sin dificultad alguna. Intentó tirar un caño al 5 rival, pero no lo consiguió. La pelota rebotó en sus pies; y la pateó al instante hacia un compañero a pocos metros por su derecha. Avanzó unos metros y devolvió el pase. El 4 salió disparando cómo bala, por lo que decidió jugársela. Al recibir la pelota sintió la presión de perderla y darles la oportunidad al equipo visitante de contraatacar. Avanzó sin apuro y cuando un jugador rival le salió, tiró el pelotazo. Demasiado potente, en busca del delantero, quien corrió y con un salto forzado logró cabecear. El arquero estaba adelantado y por la altura de la pelota no pudo llegar. El 2 corrió y corrió, pero no sirvió y después del segundo pique ingresó.
—¡Están dormidos! No nos pueden meter un gol de pelotazo —gritó con enojo El Lokito.
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A los 22 minutos, el equipo de El Lokito consiguió un tiro de esquina, luego de que uno de los delanteros le ganase la posición al 2. Lo pateó el 3, quien ya desde hacía más de un año era el encargado de las pelotas paradas. De los 3 tiros libres que había pateado en la copa, dos habían terminado en gol. Uno de ellos olímpico y el otro, rebotó en un jugador rival, gol que les dio la clasificación a semifinales. En los tiros de esquina, no había conseguido ningún gol en la copa, por lo que buscaba en esa pelota romper la mala racha. Fue pasado, en busca del delantero por derecha, quien era alto midiendo un metro ochentaicinco y, más del treinta por ciento de sus goles eran de cabeza. Saltó y le ganó la pelota al 6, quien era apenas más bajo. La pelota se dirigió al segundo palo, bastante esquinada, por lo que el arquero no logró llegar, aunque fue el palo quien evitó el gol. El rebote le quedó a un jugador rival, quien la reventó y se perdió por el lateral.
9 minutos más tarde, posterior a que la pelota se perdiera por las alturas, el arquero local sacó con fuerza pasando la mitad de cancha. El delantero por derecha la dominó y aceleró a gran velocidad. El 3 rival protegió el lateral y el 6 le adelantó la marca al delantero central. Tuvo que cambiar lo que tenía pensado y tiró un pelotazo al delantero por izquierda. El 2 interceptó con un cabezazo y tras el pique la reventó. El 5 la paró y con agilidad dio un pase, que el mediocampista que se encontraba a su derecha no pudo cortar. Su compañero por la derecha la alcanzó y mientras corría, el volante por el otro extremo también decidió ir.
—Son 5 contra 3 —dijo El Guapo en voz baja.
—Por favor, que lo erren —pidió su novia.
Le dio el pase al enganche, quien se la dio al delantero en línea casi recta y este, tras adelantarse y esperar que les salga, le dio el pase al volante por izquierda que ya se había desmarcado del defensor. El zurdo pateó cruzado.
—¡Para que ponés línea de 3! —gritó alterado El Lokito.
—Si, ya nos metieron dos goles —dijo su novia.
—Habrá que jugar a los pelotazos —dijo El Feli.
—Hay tiempo todavía —dijo El Lokito.
A los 35 minutos, tuvieron su momento de alegría. Un Tiro libre, producto de una jugada rápida en donde el delantero central disparó y se la pasó al otro por la izquierda. Estaba un poco lejos para patear al arco, por lo que le tiró el caño al 4 rival y corrió 3 metros hasta que este defensor le fue a los pies. Darle un tiro libre en ese espacio fue peligroso, pero el defensor sabía que si lo dejaba pasar terminaba en gol. A 22 metros del arco y por la izquierda, era perfecto para patear directo. El 3 tuvo su revancha. La pelota pasó cinco centímetros por encima de los jugadores de la barrera y entró en el ángulo del primer palo.
—¡GOOOL! —gritaron con euforia.
—¡Vamos que lo empatamos y ganamos! —gritó El Feli.
—¡Les ganamos! ¡Les ganamos! —gritó El Lokito.
El segundo tiempo se mantuvo parejo, hasta los 18 minutos. Uno de los mediocampistas centrales del equipo visitante, perdió la pelota al intentar pasar por la derecha del rival. Avanzó unos metros y cuando estaban por quitársela, se la pasó al mediocampista por derecha quien no se había quedado atrás. Se la devolvió y siguió corriendo, hasta formar una línea de tres delanteros. El 5 se la dio al enganche, quien amagó a dar el pase y picó. Por la velocidad, logró entrar al área chica y encaró al arquero para des posicionarlo y darle el pase al delantero por derecha. El 3 nunca le perdió la marca y al no poder llegar, le fue a las piernas. Lo amonestaron y cobraron penal.
Los jóvenes no se lamentaron, ya que la jugada fue muy rápida. Si no era penal, era gol. El enganche se preparó para patearlo.
—¡Lo puede errar! —dijo El Lokito.
—¡Ojalá que lo erre! —dijo La Baby quien no perdía las esperanzas.
—¡Quedate en el medio! ¡Quedate en el medio! —le gritó El Feli al arquero con la ilusión de que lo escuchara.
Colocó la pelota en el punto penal y retrocedió con lentitud seis pasos. Se perfilo para reventar con la zurda, dando la impresión que el tiro sería cruzado a media altura. A Nicole le pareció que estaba por demás perfilado.
El árbitro sopló el silbato y cuando estuvo por impactar, el arquero se lanzó a su izquierda y pudo observar de reojo cómo impactaba con gran precisión con su pie derecho logrando una rabona a velocidad media que entraba en el medio del arco.
—Le dije que se quede en el medio y no me hizo caso —dijo El Feli molesto.
—Me parece que hasta acá llegamos —dijo La Dibujante.
—No. Se puede meter un gol más—dijo La Baby optimista.
5 minutos más tarde, el director técnico del equipo de ellos, realizó un cambio en busca de pasar mitad de cancha con más facilidad y que alguno de los 3 delanteros pueda anotar. El volante izquierdo de 30 años, por uno de 23, no tan habilidoso, pero más rápido y sin desgaste, para que pique y tire centros.
—Este es bueno —reconoció El Feli.
—Si, es un buen cambio —dijo El Lokito.
2 jugadas más tarde, el arquero sacó y la pelota fue ganada en altura por el 5 rival, quien la dirigió unos metros para delante y sin perder tiempo, el central del equipo visitante, se apoderó y le tiró el pelotazo al volante recién ingresado quien ya había picado. Llegó un poco exigido y corrió con gran dominio de la pelota hasta dos metros antes de que termine la cancha. El 4 rival lo fue a presionar, pero se las ingenió para amagar a que salía jugando y consiguió tirar el centro a gran velocidad y con efecto para evitar que quede en manos del arquero. El delantero por derecha la frenó y empujó hacia adelante, en busca de su compañero, ya que con zurda era muy probable que lo errara. El delantero central le pego cuando estaba por producirse el segundo pique y a baja altura la clavó en el segundo palo.
—¡GOOOL! —gritaron, pero no celebraron ya que seguían perdiendo.
Tras finalizar los 45 minutos, se adicionaron 5 más. En el tercer minuto y medio, el volante rival por izquierda la pierde, al intentar pasar por el lateral. Da el pase al medio y corre, los otros dos mediocampistas también corren. El pelotazo definía el partido. El delantero central salta y cabecea mal, a las manos del arquero.
—Perdimos por un gol, lo podríamos haber empatado —dijo La Dibujante molesta.
—Si, una bronca —dijo La Rubiecita.
—En casa les metemos un gol, dejamos el equipo atrás y estamos en la final —dijo su novio para mantener la calma.
Segundo partido
Leo y Génesis llegaron a horario. La presión se sentía, el estadio estaba casi lleno. Si les faltaron vender entradas, no superaban las cien. Ambos equipos respetaban la misma formación que el domingo anterior y no había variantes.
El equipo más grande de la ciudad, comenzó con un pase corto, del delantero central al derecho, quien la jugó hacia atrás mientras el equipo se iba acomodando. El pase fue para el mediocampista a su lado, quien tiró un pelotazo demasiado rápido al volante por la izquierda y se terminó yendo afuera.
El partido se mantuvo muy trabado, cuando uno de los equipos pasaba por unos metros la mitad de cancha, el otro lo presionaba. Los cuatro volantes no marcaban diferencia frente a los tres del equipo visitante, ya que estos últimos eran más jóvenes y no paraban de correr.
A los 25 minutos el 5 del equipo visitante comete una falta innecesaria, tras perderla al intentar avanzar y fue amonestado.
—Ya tiene amarilla, ahora va a marcar menos.
—No estoy segura, no me parece que lo expulsen por otra falta.
Pasando los 35 minutos, el mediocampista ubicado cerca del volante por izquierda, avanzó a gran velocidad. Pasó al 5 y llegó hasta los tres cuartos de cancha donde le dio un pase adelantado al lateral. Llegó exigido, pero logró tirar el centro. Un poco pasado y a la zurda del delantero derecho. Decidió no patear al arco de volea. Solo la empujó un poco, lo suficiente para que el delantero central la pare de pecho y defina cruzado.
—¡GOOOL! —gritaron.
Al llegar a los 45 minutos, dieron dos minutos adicionales.
—Ahora hay que defender y ganamos por un gol.
—Si, esperemos que termine con este resultado —dijo ella.
—Si expulsan al 5, no nos empatan más. Con uno menos no nos van a empatar.
A los 9 minutos, el equipo de Leo, realizó un saque lateral por la izquierda en casi la mitad de cancha. El extremo se la dio a su compañero, quien al estar marcado tiró un “taquito”, preciso a su compañero que adelantó un par de metros y se la dio al delantero próximo. Sin tener muy buen ángulo, quiso definir y la tiró a la tribuna.
—¡Dos delanteros para que des el pase y jugás solo! —le gritó Leo.
A los 15 minutos, salió ese delantero e ingresó un defensor derecho para formar línea de cuatro y proteger la zona más atacada.
—¡Bien! Ahora no empatan más —dijo el mozo conforme con la modificación.
A los 29 minutos, el equipo visitante realizó dos modificaciones. Salió el jugador amonestado, por otro mediocampista que cumplía su función. La otra modificación fue el enganche, que ya se lo veía agotado, y al no tener otro que reemplazara su función, puso La formación ya no era la misma. El 4-3-1-2 fue reemplazado por el 4-4-2, priorizando la recuperación en el mediocampo.
Tres jugadas más tarde, el arquero visitante sacó luego de que al delantero local derecho se le terminara la cancha. No sacó de arriba como acostumbraba, decidió darle un pase rápido al 6. Avanzó un poco, hasta que el delantero le saliera y dio un pase rápido en diagonal, hacia el 3 que la corrió y llegó con comodidad. Decidió avanzar y tras la marca, le dio el pase al volante por izquierda. No dejó de correr por el lateral y decidió ir hasta casi los tres cuartos de cancha. El volante la tocó al instante de recibirla, hacia al jugador a su derecha, uno de los que llevaba pocos minutos en cancha. Este, avanzó unos metros y cuando el defensor zurdo se desmarcó, le dio el pase. Fue por adentro, buscó que rebotara en las piernas del defensor rival para que volviera a rebotar en el y lo consiguió. Dio el pase al delantero, quien definió con fuerza al primer palo. El arquero no reaccionó a tiempo y la pelota ingresó a media altura.
—¡La concha de su madre! —insultó Leo.
—Me parece que perdemos.
Llegando a los 42 minutos, el equipo local gana el mediocampo ante la presión de los dos centrales.
—¡Vayan todos! ¡No se queden! —gritó Leo.
El mediocampista que la consiguió, siguió corriendo y a la par su compañero. Cuando le dio el pase, el mediocampista rival le fue con plancha.
—¡Echalo! ¡Echalo! —gritaban.
El jugador fue expulsado y el tiro libre tenía buena ubicación. No tan cerca, a 33 metros, pero buscar un cabezazo no era mala idea. Esta vez, no le pegó el 3. Fue el volante por derecha, quien también tenía buena pegada. La altura del disparo fue buena, pero la colocación no fue la ideal. Le quedó servida a un defensor rival quien la empujó con fuerza y el revote quedó a un jugador local que tras avanzar un poco decidió patear. La pelota salió a media altura a no más de 6 centímetros del palo derecho.
—Era esa jugada —dijo Leo.
Al llegar a los 45, dieron 3 minutos, en los que el equipo visitante se dedicó a reventarla cada vez que la tenían.
Al salir de la cancha, pasaron por una empanadería que les quedaba de camino. El local llevaba pocos meses y nunca le habían comprado.
—¿Qué van a llevar? —les preguntó el vendedor que, al reconocerlos, intentó no mirarlos mucho.
—Seis de pollo y —dijo mirando a su novia.
—Seis de cebolla y queso.
—Son $200.
Leo pagó justo.
—En un ratito, ya están listas.
Se sentaron y esperaron dos minutos, hasta que la cocinera le dio un pedido.
—¡Enrique! Acá están las seis de carne.
Le entregó las empanadas al joven que esperaba, quien se retiró al recibirlas. Leo ya estaba alterado, y al escuchar ese nombre, por poco explotaba. Fue hacia donde estaba.
—Ya salen —le dijo con cierto temor, tras verlo enojado.
—¿Vos fuiste quien nos grabó?
Por la expresión, supo la respuesta.
—¡Sos un pelotudo! ¿Por qué nos grabaste?
—Disculpen.
—Metete en tus asuntos. No tenías que grabarnos —le dijo molesta.
—¿A quién más le enviaste el video?
La cocinera se acercó.
—¿Ahora que hiciste Enrique?
—Que va a hacer. Es un pelotudo, nos filmó ilegalmente.
—No me extraña que se meta en lo que no le corresponde.
—Se lo envié a un amigo, solo a él, y me pidió que lo borre.
—¿Y cómo le llegó al entrenador?
—Mi amigo se lo mostró y todos quedamos en borrarlo.
—Mostrame el celular, quiero ver que lo borraste.
Leo entró a los videos y no lo encontró.
—También está el chat, en donde mi amigo me pide que lo borre.
Le enseñó el chat y Leo se tranquilizó. Por más raro que pareciera, el video ya no existía.
—Disculpen lo ocurrido, les vamos a dar una docena más de empanadas —dijo la cocinera sonriendo.
—Gracias —le dijo Génesis valorando el gesto.
—Estuve mal, te pido perdón. El golpe, fue muy bueno.
Leo no respondió.
—No debería decirlo, pero
—Pero ¿qué?
—Podrías llegar lejos peleando. Ulises te quiere entrenar.
—Si, ya me fue a molestar al trabajo —respondió un poco más relajado.
—Si fuera vos, aprovecharía la oportunidad. Ulises no le da la oportunidad a cualquiera.
—No queríamos pelear, nos defendimos —dijo Génesis.
—Disculpen, no pensé que grabarlos generaría todo este lio.
—Perdón por lo ocurrido —le dijo angustiada la cocinera al entregarles el pedido.
Fueron al departamento de la cocinera, y prepararon la mesa.
—Me gustaría aprender un poco de pelea.
—¡No! Lo que menos quiero es que te golpeen. No quiero que te hagan daño.
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Swallowed Star
Year 2056, in a city in the Yuan Jiang Su Jin area. On top of a ruined, shattered six story residential apartment sits a teenager wearing a combat vest, militaristic trousers, and alloyed battle boots. On his back is a hexagonal shield and equipped is a blood-shadow battle knife. He sits there silently on the edge of the roof. At this time, the sparkling sky was shining and there was a refreshing breath within the air that blew towards him. However, there was only silence within the ruined, deserted city, with an occasional howl that makes your heart skip a beat.
8 441Evolution Barricade
Kaden barely had a life; from a young age, he watched and studied diligently but failed to go anywhere in his life. An avid fan of isekai manga, he densely throws himself in front of a car when he's told he'll be living on the streets! The gods spare him but he soon finds out why - he's being given his very own miniature hell, doomed to be... a barricade! Kaden will be tasked to stop people; the more successful he is, the more he levels up and curries favor to grow. From a humble row of thorny grass, just how far will he go as a barricade!? Evolution Barricade is no longer active! This is because it served as the basis/concepting for another series I write, known as STEM: The Topical Dungeon. If you liked Evolution Barricade, please check it out here!
8 219A World Forgotten
***This story will contain lite-litrpg elements, mainly character pages and a town page. There will also be settlement building and adventuring, missteps and achievements. But one thing it definitely won’t have is a harem. Nor will it have an overpowered MC. Contains mild cursing.*** ***feel free to critique my writing and offer input. This is my first venture into writing. I've always enjoyed litrpg/gamelit books. I feel like I write how I talk, so it may be a little different. You won't hurt my feelings if you see something wrong or out of place! *** ***What follows is a condensed part of chapter 1. Enjoy!*** Drew Cooper is thrust into a new, unfamiliar world. Waking up in his sweats and t-shirt near what seems to be a forgotten path through some woods, he struggles coming to terms that he's no longer in his apartment. As he tries to cope with his new reality, he hears a horse coming down the path. He hides behind a nearby tree dreading what may happen next. As the horse approaches, he sees a man walking next to it. The horse is burdened with packs and gear. When the man nears, Drew nearly panics. He has a large sword strapped to his waist, obviously a fighter. He continues to hide as the man slowly passes only for the man to stop a dozen meters past his hiding spot. "You may as well come out, ya know. You weren't as well hidden as you thought," the man stated matter-of-factly, letting the horse’s reins go and putting his hand on the hilt of his sword. Slowly and scared for his life, Drew raised up and walked from behind the tree. "I-I'm sorry. I wasn't planning on attacking you. I-I don't know where I am. I heard your horse and hid. I didn't know what you'd do if you saw me. I'm sorry," he nervously blurted out. A minute passed. Then two. The man seemed interested with Drew and stepped closer, eyes squinting as if trying to see something. "What's that on your shirt? Is that. What is that? Is that, Pac-man?" The man was visibly shaken while pointing at me. Looking down at his t-shirt nervously, "Yea. Yea. I woke up here a few hours ago I think. 3 maybe 4 hours. I’ve just been sitting here. Where am I? What's going on?" Drew asked. "That's not important right now," the man replied. " What's important is where you're from. What year is it?" "What year? April something 2020. Why? What's going on?" Drew continued now worried. The man was taken aback. After a few moments, he seemed to calm himself some. The man sighed and looked at Drew in earnest. "Well, I've got good news and bad news for ya. Bad news is you're not on Earth anymore. Good news is you happened to run into me and not someone else. You’re either really lucky, or it’s fate we met in these woods, and I don’t believe in luck." The man continued to walk towards Drew while talking and put out his hand. "I'm John Mitchell from St. Louis or thereabouts. You’ve got nothing to be scared of by me. Walk with me and let’s talk."
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Atlas was going for a hike when a rogue landslide buried him alive. He then woke up as a earth Elemental in a different world. this is my first time trying to write a novel.
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8 271A Gun is the Strongest Weapon in a Fantasy World!
This series has been dropped. It was a fun little project, and I do plan to eventually work on another work heavily based on it on webnovel, follow me @ttd566. I apologize for dropping it however down to the base setup is flawed, the MC is as pointed out shallow, and I may have overstepped slightly in certain aspects. While I do like this website I have moved all of my WN reading to the aforementioned platform, and if a rebootish type thing is to be created, it will be there. Thank you everyone for reading. When 18 year-old milsim player Hisoka Iwamoto is struck with a terrible fate, he is transported to the between lands, the place where lucky souls granted reincarnation gather after their departure from their world, to be shuffled into another world for their next life, where he meets the God of the Between Tani Tenchi. The stoic and wise deity that explains to him that he will be reincarnated in a world of fantasy, and to make up for the lack of skills and an ability that most people would have achieved by his age in this world, he is granted power of his own design. Here a gun loving military fanatic shall be sent into a world of swords and magic, with his chosen ability to summon Modern Weapons!
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